Salamanca, como el resto de la región leonesa, es tierra de castillos; unos más grandes y otros más pequeños, mejor o peor conservados, pero todos merecen una visita y en todos podremos sentir esa sensación tan especial de imaginarnos por un momento en aquellos siglos… ¡cuántas aventuras y batallas albergaron esos centenarios edificios de piedra!?
A 62 km de la capital se encuentra el municipio de Monleón, y de su mítico castillo sólo se conserva la torre del homenaje, aunque dicho así sería minimizar sus colosales 37 metros de altura visible a varios kilómetros.
Construido en el s. XV sobre los restos de la fortaleza de doña Berenguela, reina consorte de León, este torreón era el principal de un castillo amurallado que tuvo que ser una joya de la arquitectura en su día. De la muralla aún quedan algunos restos esparcidos entre la población de Monleón y otro tanto aún sin excavar.
La historia cuenta que en 1475 sus muros resistieron un poderoso ataque portugués, y que dos años más tarde el castillo se sublevó por desavenencias con la corona, sólo sucumbiendo ante el mismísimo Fernando el Católico en persona después de una fiera defensa.
Ante sus muros también tuvieron lugar batallas de la guerra de sucesión con Isabel de Castilla.
Construida en granito, la torre llama la atención por sus ocho garitas redondas en lo alto, algo muy característico del siglo XV.
A destacar el patio exterior con sus grabados sobre argamasa, y conservado como en su época original. Alrededor podremos ver también una ancha cenefa del siglo XVI.
La propiedad del castillo es privada, por lo que es imposible acceder a su interior. No obstante la visita exterior sí está permitida, y también vale la pena una vuelta por este acogedor pueblo medieval