
Fernando II de León (1137-1188) fue uno de los monarcas más relevantes del Reino de León, hijo de Alfonso VII el Emperador y de Berenguela de Barcelona. Su reinado estuvo marcado por importantes acontecimientos y estrategias políticas que definieron el futuro del reino.
Nació en Toledo (Reino de León), ciudad que su padre Alfonso VII, había escogido para residir por su importancia estrategia en aquel momento. Desde temprana edad, tuvo una esmerada formación, como correspondía a un príncipe medieval. Se formó en diversas disciplinas incluyendo literatura, música y política. Aprendió latín y recibió formación religiosa, como era costumbre de los nobles de la época. Creció junto a su hermano Sancho (futuro rey de Castilla) y su madre Berenguela de Barcelona tuvo una importante influencia en su educación. Se crio en un ambiente multicultural, característico del Toledo medieval.
- Padres: El rey Alfonso VII y la reina consorte Berenguela.
- Hermanos: Sancho III de Castilla, Constanza que fue casada con Luis VII de Francia, Sancha. García y Alfonso fallecidos infantes. Hermanos ilegítimos Urraca Alfonso, Estefanía Alfonso.
- Esposas: Tuvo tres matrimonios.
– En 1165 se casó con Urraca de Portugal, hija de Alfonso I de Portugal. Fue su matrimonio más importante, pero fue anulado.
– En 1177 se casó con Teresa Fernández de Traba, hija del Conde Fernando Pérez de Traba. (sin descendencia)
– En 1187 se casó con Urraca López de Haro, hija del Señor de Vizcaya.
- Hijos:
– De Urraca de Portugal nacería su primogénito Alfonso IX.
– Con Urraca López de Haro tuvo a Sancho Fernández (Señor de Monteagudo)
Además de estos, tuvo más hijos fruto de relaciones extramatrimoniales.
Borgoña.
Fernando II destacó por su habilidad política y militar. Coronado rey de León en 1157 tras la muerte de su padre y la división de los reinos (su hermano Sancho III heredó Castilla). Durante su reinado, que se extendió por 31 años, el Reino de León vivió una época de notable expansión territorial y cultural.
Primera etapa
Los primeros años de reinado de Fernando II estuvieron presididos por la preocupación de mantener la identidad leonesa frente a la más poderosa Castilla, y también por ejercer en ella, tras la prematura muerte de su hermano Sancho III, un cierto control, que legitimara el título de Hispaniarum rex que comenzó a utilizar su cancillería a partir de 1160.
Sin duda los almohades constituían una potencial amenaza dado su creciente presencia en al-Andalus, y ellos estuvieron en el punto de mira del tratado de Sahagún suscrito en mayo de 1158 por los dos herederos de Alfonso VII en el que se decidió el reparto de futuras conquistas ninguneando al resto de los poderes peninsulares.
Este “monopolio reconquistador”, como es natural, no fue bien acogido por esos otros poderes, y en lo que respecta a León, Portugal no tardaría en hacer valer su presencia en las tierras extremeñas situadas al sur del Tajo. De este modo, las acciones que en el futuro emprendiera Fernando II contra los almohades estarían necesariamente condicionadas por la necesidad de contener la expansión portuguesa en lo que el monarca consideraba como proyección territorial de su propio reino.
La Batalla de Badajoz
Una anécdota particularmente interesante y bien documentada, ocurrió en la batalla de Badajoz de 1169. Durante el asedio a la ciudad, entonces en manos musulmanas, Fernando II se encontró en una situación inesperada con su yerno, Alfonso I de Portugal, para los portugueses conocido como Afonso Henriques (Alfonso había realizado numerosos ataques a territorio leonés entre 1160 y 1165)
El monarca portugués, que también pretendía conquistar Badajoz, sufrió un accidente al intentar huir de la ciudad: su pierna quedó atrapada contra el quicio de una puerta cuando galopaba, rompiéndosela. A pesar de ser rivales, Fernando II mostró una notable caballerosidad: no solo perdonó la vida a su rival, sino que además ordenó que fuera atendido por sus propios médicos y le permitió regresar a Portugal, aunque manteniendo la ciudad bajo dominio leonés.
Cultura
En el ámbito cultural, Fernando II fue un importante mecenas. Durante su reinado se inició la construcción de la Catedral de Ciudad Rodrigo y se realizaron importantes obras en la Catedral de Santiago de Compostela. Además, en 1175 otorgó fueros a numerosas poblaciones, fomentando el desarrollo urbano y comercial.
Orden de Santiago
Una peculiaridad menos conocida de Fernando II es la de que fue el creador de la Orden de Santiago en 1170, y en sus inicios era algo así como una cofradía de caballeros. Les concedió importantes privilegios y donaciones. La leyenda cuenta que en una ocasión, durante una batalla contra los almohades, el rey tuvo una visión del apóstol Santiago, lo que reforzó su devoción y por eso la idea de la orden.
También fortaleció a otras órdenes, como por ejemplo a la Orden del Hospital, a la que entregó posesiones en Extremadura.
Un monarca muy hábil
Su reinado se caracterizó por una política de equilibrio entre la expansión territorial, el desarrollo cultural y la reorganización administrativa del reino. Fue especialmente hábil en el uso de la diplomacia, aunque no dudó en utilizar la fuerza militar cuando fue necesario. Sus estrategias de repoblación y la concesión de fueros contribuyeron significativamente al desarrollo económico y social del Reino de León.
La figura de Fernando II representa un ejemplo de monarca medieval que combinó la capacidad militar con la habilidad política y el interés por el desarrollo cultural de su reino, dejando un legado que influiría profundamente en la historia posterior de León y de toda la península ibérica.