En las enigmáticas montañas de León, donde los picos nevados se besan con el cielo y los valles verdes se esconden entre sombras misteriosas, vivía una xana llamada Lúa. Las xanas, conocidas por su belleza sobrenatural y su conexión con el agua, habitan en lagunas, fuentes y ríos. La laguna de Lúa, escondida entre un laberinto de rocas y árboles, era un lugar donde el agua susurraba secretos mágicos.
Una tarde, mientras la luz del sol danzaba sobre el agua, Lúa escuchó un lamento que desgarró el aire. Siguiendo el sonido, llegó hasta un joven pastor llamado Martín, quien lloraba la desaparición de su rebaño, su única fuente de sustento. Lúa, conmovida por la desesperación en sus ojos, decidió ayudarle. Con una determinación resuelta regresó a su laguna, donde el agua le daría todo el poder que necesitaba, y comenzó a cantar una melodía que resonó en el valle, llamando a las criaturas del agua y del bosque.
La noche cayó, y bajo la plateada luz de la luna, las demás xanas y varios animales que habían emergido de entre el agua y el bosque. estaban ya alrededor de Lúa. Juntos, buscaron por cada rincón hasta encontrar las ovejas, acorraladas por un hambriento lobo. Las xanas tejieron una barrera acuática que ahuyentó al lobo, permitiendo que el rebaño regresara a salvo.
Martín, con lágrimas de alivio y gratitud, prometió proteger las lagunas, montañas y bosques, honrando a las criaturas que lo habían ayudado. Desde aquel día, Lúa y Martín sellaron un pacto de amistad eterna, velando juntos por la armonía entre el mundo humano y el mágico en las misteriosas montañas de León.
Por: Elia de los Sueños.