Pelobates cultripes, comúnmente conocida como sapo de espuelas, es una especie de anfibio que se encuentra en gran parte de la Península Ibérica, así como en el suroeste de Francia y el noroeste de África. Es un sapo bastante grande, con una longitud que puede variar desde los 50 hasta los 80 mm de media, siendo superior incluso dependiendo de las zonas de la región donde los avistemos.
Una de las características más destacables del sapo de espuelas es su capacidad para cavar. Sus patas delanteras están adaptadas para excavar en arena y tierra suelta, lo que les permite crear un refugio seguro para pasar los períodos de sequía. Este comportamiento de excavación también se utiliza para realizar puestas en el suelo.
El sapo de espuelas tiene una coloración terrosa y moteada, con una mancha oscura triangular en la cabeza. En la parte posterior de cada muslo tiene una espuela o espolón, de ahí su nombre común. Los machos son un poco más pequeños que las hembras, pero tienen un parche oscuro en la base del dedo pulgar, lo que los diferencia de las hembras.
Vive en diversas zonas húmedas, como charcas, estanques, arroyos y ríos, así como en áreas de vegetación herbácea o arbustiva. Son animales nocturnos y se alimentan principalmente de insectos y otros invertebrados, que capturan con su lengua adhesiva.
Es una especie muy sensible a la contaminación del agua y a la desaparición de sus hábitats naturales, lo que ha provocado una disminución significativa de sus poblaciones en algunas áreas. La especie está protegida en la Unión Europea por la Directiva de Hábitats.
En cuanto a su reproducción, los machos emiten un canto suave para atraer a las hembras durante el periodo reproductivo, que generalmente se produce desde febrero hasta junio. Las hembras depositan sus huevos en una sola puesta, que puede contener hasta 2.000 huevos. Las larvas emergen de los huevos y pasan por varias etapas antes de convertirse en adultos, generalmente en un año.
El sapo de espuelas es un anfibio muy interesante y singular, con su capacidad para cavar y su adaptabilidad a diversos hábitats, es un ejemplo de la diversidad de la fauna ibérica. Es importante que se continúen llevando a cabo medidas de protección y conservación de su hábitat natural para garantizar su supervivencia en el futuro.