¡Atención a los leoneses en general y a los leonesistas en particular! Ya tenemos nueva consigna para denigrar a los que creemos en la autonomía leonesa: Todos somos unos peligrosos separatistas. Así lo sugiere Esther Muñoz, vicelideresa del PP por la gracia de Núñez Feijóo. Así lo repite Pollán, casi destructor del Ademar, devenido en presidente de las Cortes autonómicas. Y así lo insinúan sibilinamente los portavoces de la Junta cuando alguien osa criticar el despilfarro de la fiesta de Villalar.
Como soy muy inquieto, me gusta darle una vuelta a las cosas. Y pienso que si existen separatistas será porque hay separadores. Agentes que con sus acciones y palabras dan motivos para que separarse de Castilla sea cada vez más urgente y necesario. Uno de los últimos motivos se encuentra en la futura estación de Valladolid. “Valladolid Campo Grande”. Una macro-inversión en infraestructuras ferroviarias que costará 250 millones al erario público. Algo que convertirá, según sus promotores, a Valladolid en el núcleo de transporte por tren fundamental del noroeste. Obviando el pequeño detalle de que Valladolid no está en el noroeste de la península, es de destacar que si eso se produce será porque se habrá desmantelado cualquier otro nudo ferroviario en dicha zona. Es decir, se crea artificialmente un centro logístico que no es práctico, ni es real. La iniciativa viene de la mano del inefable ministro de transportes, el vallisoletano Óscar Puente. No podíamos esperar menos de alguien que deseaba la conversión de toda la comunidad de Castilla y León en un parque temático de lo rural para que la gente fuera a vivir a Valladolid.
Y para que el éxito de esta nueva estación sea completo lo que se hace es marginar a la estación de León. Verdadero nodo ferroviario del noroeste. Estación que se desmanteló en su momento con la promesa de que se iba a hacer una gran inversión en la ribera del río Bernesga. Se creó entonces una estación provisional, de reducidas dimensiones y abiertamente ineficaz para las necesidades del servicio. Estación provisional que se ha ido convirtiendo en absolutamente definitiva. Para la estación de León se discute cualquier inversión. Incluso la conversión del antiguo edificio en un centro de oficinas. Pero eso, que a otros les parecería un agravio, debe ser todo por nuestro bien.
Lo que pasa es que no lo entendemos. Así que los que reivindicamos justicia y desarrollo para la Región Leonesa somos tachados de separatistas. Pero a los que van derrumbando poco a poco los cimientos de nuestra economía y nuestra sociedad nadie les llama lo que son: separadores.