Conocido también como Encina carrasca, encina continental, encina de hoja ancha, encina de bellotas dulces, encina dulce aunque normalmente usemos su término “Roble” para referirnos a él.
Vive en sustrato calcáreo o silíceo, evitando zonas encharcadas, sustratos margosos compactos, yesosos o salinos. Tiene gran resistencia a climas extremos como el continental, soportando altas temperaturas y sequías, siendo el frío quien limita su expansión.
El fruto del roble es la bellota, muy apreciada por el ganado porcino. La utilización del robledal en forma de dehesa constituye un modelo ejemplar de equilibrio entre explotación ganadera y conservación del ecosistema, muy propios de tierras salmantinas y zamoranas
La madera de roble tiene una elevada capacidad calorífica, por lo que es la leña ideal para el invierno.