«Andad de día, que la noche es mía»
Una noche la de hoy muy especial en la que no era apropiado salir de casa ni estar por el campo
Hasta los pastores que andaban «camperos» esa noche por motivos obvios regresaban a casa porque… «no era noche de andar solos», decían. Se contaban historias de ánimas vagando por montes, calles y caminos en los que podían encontrarse con la temida Procesión de Ánimas.

La Santa Compaña, La Estadea, La Güestia en Asturias, es una procesión de ánimas en pena, vestidas de túnica blanca con capucha, que a partir de las doce de la noche recorren errantes los caminos. De «santa» tiene poco porque su misión es anunciar la muerte, visitar las casas en las que habrá una defunción en un periodo corto de tiempo. Envueltas en sudarios y con los pies descalzos, forman dos hileras y cada una porta una vela encendida. Al frente de esta comitiva fantasmal va un espectro mayor llamado Estadea. Caminan rezando el rosario, entonando cánticos fúnebres y tocando una campanilla.
La procesión va encabezada de un vivo, hombre o mujer, que porta una cruz y un caldero de agua bendita. Esta persona, al amanecer, no recordará nada de lo transcurrido durante la noche pero se le reconocerá como penado por la Santa Compaña por su extremada palidez y delgadez que irá en aumento ya que están condenados a vagar noche tras noche, sin descanso, hasta que su salud se debilita y muere, o bien hasta que la Santa Compaña encuentre a otro incauto y este vivo pueda pasarle la cruz que porta.

Aquellos que lograron ver esta procesión de ánimas y consiguieron sobrevivir dicen que suelen venir a reclamar el alma de alguien que morirá pronto, quizás dentro del propio año. Le reprochan errores cometidos condenándole a vagar con ellos encabezando dicha procesión. Otros aseguran que anuncian la muerte de alguien conocido por el que ose verla o toparse con ella. Tengan, entonces, especial cuidado si esa noche de difuntos pasean cerca de cementerios.
¡Sí, a nuestras tradiciones!
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