La histórica capital berciana, debe su nombre a una notable construcción medieval.
El origen del topónimo se remonta al año 1082, cuando el obispo Osmundo de Astorga ordenó la construcción de un puente sobre el río Sil. Esta infraestructura se diseñó específicamente para facilitar el tránsito de los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago, una ruta que ya en el siglo XI era de vital importancia para el desarrollo de las poblaciones del norte peninsular.
El Puente
Contrariamente a lo que piensan la mayoría de bercianos, el puente no era de hierro. La característica más distintiva de este puente, que lo hizo único en su época, fue su sistema de protección mediante cadenas de hierro. El paso del puente era una parada obligatoria en la que se pagaba peaje, esta peculiaridad dio origen a su nombre en latín “Pons Ferrata” (literalmente “puente con hierro”), que con el paso del tiempo evolucionaría hasta convertirse en la actual “Ponferrada”.
Alrededor de esta importante infraestructura comenzó a desarrollarse un núcleo poblacional que sería el germen de la actual ciudad. El puente no solo servía a los peregrinos, sino que se convirtió en un punto estratégico para el comercio y las comunicaciones en la comarca del Bierzo, contribuyendo significativamente al crecimiento y prosperidad de la zona.
Aunque el puente original ya no existe, su legado permanece vivo en el nombre de la localidad.
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