Se fueron con lo puesto. A veces sin saber leer. A veces sin saber el idioma del país al que llegaban. Pero sabían una cosa: que algún día volverían. Y lo están cumpliendo. En silencio, sin homenajes, pero con la frente alta.
Ese sentimiento de amor a nuestra “tierrina” se lleva allá donde uno va. Por eso, son muchos los emigrantes de León, Zamora y Salamanca que regresan a sus pueblos, no como turistas, sino como lo que siempre fueron: hijos de la tierra.
Volver no es rendirse. Es cerrar un círculo. Es reencontrarse con la plaza, con la fuente, con la casa que nunca se vendió. Es sentarse en el banco de siempre y que alguien diga: “Mira, ya ha vuelto.”
🧳 Justo Fernández (Salamanca → Bruselas → Ledesma)
“Trabajé en la construcción en Bélgica. Dormíamos seis en una habitación. Pero nunca dejé de pensar en mi pueblo. Volví porque quería morir donde nací. Pero no me estoy muriendo: estoy viviendo otra vez.”
🧳 Carmen Rodríguez (León → París → La Bañeza)
“Fui interna en casa de una familia francesa durante 12 años. Volví a La Bañeza porque aquí está mi gente. Ahora doy clases de francés en la biblioteca del pueblo. Me siento útil. Me siento en casa.”
🧳 Agapito Álvarez Varona (Zamora → Lyon → Zamora)
“Me fui con 17 años. Allí aprendí a soldar, a ahorrar y a echar de menos. Volví con 63. No me arrepiento de haberme ido, pero volver fue lo mejor que hice.”
🧳 Ana y Elio (Zamora → Ginebra → Fermoselle)
“Nos conocimos en Suiza, los dos éramos de pueblos zamoranos. Cuando nos jubilamos, compramos una casa en Fermoselle. Aquí no hay tranvía, pero hay silencio. Y eso vale más.”
🧳 Ángel Santarén Pérez (Zamora → Francia → Villalpando)
“Me fui con 20 años a trabajar en la vendimia francesa. Luego me quedé en Lyon, en una fábrica de neumáticos. Pero cada noche soñaba con el olor del pan de mi madre. Volví a Villalpando con 67. Aquí no tengo lujos, pero tengo paz.”
🧳 Constantina Moreno y Julio Hernando (Salamanca → Suiza → Ledesma)
“Nos fuimos recién casados. Trabajamos en hostelería, limpiando, cocinando, ahorrando. Volvimos cuando nos jubilamos. Nuestra casa seguía en pie. La arreglamos con nuestras manos. Ahora nuestros nietos vienen a vernos cada verano. Y aprenden lo que es el pueblo.”
🧳 Dionisio González Belzuz (León → Alemania → La Robla)
“Fui minero en Bochum. Allí aprendí a trabajar duro, pero también a echar de menos. Cuando cerraron la mina, no dudé: me volví. Aquí tengo mi huerto, mis amigos, y la radio puesta todo el día. No necesito más.”
🧳 Domingo Barrio Llamas (Zamora → Argentina → Aliste)
“Me fui a Buenos Aires en el 58. Allí nacieron mis hijos. Pero cuando me jubilé, volví a Aliste. Aquí nací, aquí quiero morir. Cada piedra de este pueblo me conoce.”
El regreso como acto de amor
No vuelven por nostalgia. Vuelven porque aquí está su historia. Porque aquí están sus muertos. Porque aquí, por fin, pueden ser ellos mismos.
Arreglan casas que llevaban décadas cerradas. Participan en las fiestas como si nunca se hubieran ido. Y cuando caminan por la plaza, no son turistas: son memoria viva.
En una tierra que ha perdido tanto, ellos son una victoria. Porque volver no es rendirse. Es reivindicar que la Región Leonesa sigue viva en quienes nunca la olvidaron.
¿Y Usted? ¿Desea contarnos su experiencia?: laregionleonesa@laregionleonesa.com
Fuente: Archivo del Centro de migraciones de cyl