El próximo viernes, 8 de agosto, tendrá lugar la XIV edición de la Peregrinación Nocturna entre Zamora y San Pedro de la Nave, una cita ya clásica del verano diocesano que reúne a numerosos peregrinos en una marcha marcada por la fe, el silencio y la fraternidad.

La salida será a las 23:00 h desde la Iglesia de Santiago del Burgo, tras una breve oración inicial. Desde allí, los caminantes emprenderán el recorrido atravesando el bosque de Valorio hasta llegar a la ermita del Cristo de Valderrey, donde se realizará una segunda oración.

Alrededor de la 1:00 de la madrugada, se alcanzará La Hiniesta, con un saludo a Santa María en su templo y un merecido café en la calle que ayuda a reponer fuerzas. A continuación, comienza el tramo más largo hasta Valdeperdices, donde se llegará pasadas las 4:00 de la mañana. Esta parada, más prolongada, permite disfrutar de una cena y de la sabrosa sopa que ofrece la organización.

La marcha continúa con una breve parada en la iglesia parroquial de Almendra, para llegar poco antes de las 7:00 a El Campillo. Allí, en el histórico templo visigodo de San Pedro de la Nave, se celebrará la Eucaristía al amanecer, coronando una noche de oración y camino.

El recorrido total es de 27 kilómetros, siguiendo uno de los cinco tramos del Camino de Santiago que cruzan nuestra provincia. Tras la misa, los peregrinos disfrutarán de un desayuno a base de chocolate con bizcochos antes del regreso en autobús.

Una marcha intensa y profundamente espiritual, que invita al silencio, a la meditación, a la fraternidad y al gozo de la celebración comunitaria.

Fuente: Diócesis de Zamora
NOTA: Templo visigodo
En tu camino de peregrinación, tendrás la ocasión de contemplar una de las joyas del arte visigodo mejor conservadas de Europa: la majestuosa Iglesia de San Pedro de la Nave. Este templo del siglo VII, trasladado piedra a piedra para salvarlo de las aguas del embalse, es testigo milenario de la fe, de la historia y del refinamiento escultórico de una época casi olvidada. Sus capiteles esculpidos con escenas bíblicas y símbolos paleocristianos convierten la visita en una auténtica lección de arte.