Tras una década de contemplación, el director y fotógrafo Juan Carlos Verona ha materializado Los Hombres de Musgo, un cortometraje que nace del vínculo emocional con su ciudad natal, Béjar (Salamanca), y con una figura legendaria que ha marcado su identidad desde la infancia.

La obra, rodada a finales de 2024, se presenta como una exploración visual de la tradición, el entorno y la cultura en tiempos de despoblación y crisis ambiental.

Una figura que emerge del silencio urbano
En la Béjar actual, marcada por la pérdida de población y el envejecimiento demográfico, Verona convierte al Hombre de Musgo en un símbolo de resistencia.

No lo retrata como elemento festivo del Corpus, sino como un habitante más, empadronado en su ciudad, que transita con solemnidad entre espacios abandonados, paisajes naturales y escenas cotidianas. Su presencia inquietante invita a reflexionar sobre la identidad rural y el paso del tiempo.
Metáfora, naturaleza y tradición
El cortometraje plantea múltiples lecturas: el musgo como piel de memoria, el personaje como guardián del medio ambiente, la tradición como escudo frente al olvido.

Las imágenes, secuenciadas como piezas autónomas de un rompecabezas, permiten al espectador proyectar recuerdos y significados propios. La estética vegetal y salvaje del Hombre de Musgo refuerza la idea de que la naturaleza —y la memoria cultural— pueden ser refugio en contextos de incertidumbre.
Un avance exclusivo: solo el tráiler
Aunque el cortometraje completo está terminado, actualmente se encuentra en fase de distribución y está siendo presentado en certámenes de cine documental y etnográfico.

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