«Ropa de mes, jabón de quince días»
Recordamos con ternura a las mujeres lavando la ropa en los lavaderos, tan imprescindible como el agua cristalina de la corriente era el panal de jabón hecho en casa también por ellas.
Vamos a echar una mirada a la sabiduría ancestral de mi comarca, que lavó ropas y curó heridas durante décadas, el jabón casero, ese que muchos recuerdan con cariño y otros echan de menos, en estos tiempos en los que el recibo de la luz nos trae de cabeza, a lo mejor algo habrá que lavar a mano. No tiene competidor en el mercado, pasen los años que pasen.
Con los tocinos, algunos rancios si quedaban de las matanzas, aprovechando las «gorduras» sobrantes se hacía el jabón de sosa, que hizo escuela durante siglos como mejor limpiador y desinfectante, aunque también se decía:
«Más vale rato de sol, que cuarterón de jabón»
Ya se sabe aquello que dicta, del cerdo se usan hasta los andares, y en esto no se equivocaba, quien iba a pensar que hasta las grasas del animal iban a servir para lavar la ropa o hasta las heridas, por mandado del médico o el practicante en situaciones de falta de botiquín que incluso aconsejaban o recomendaban lavar la ropas de los bebés con este jabón natural.
«Un poco de jabón, nunca mató a nadie»
Este jabón casero, que aún hoy se sigue viendo en alguna alacena, era maña de unas horas. Tantos kilos de grasas por tantos kilos de sosa y agua al caldero.
Primero se pesa la grasa , después se añade la sosa y por último el agua cociendo. Se remueve durante un buen rato, hasta horas en ocasiones si cuesta tomar forma, palo en mano, como muchos recordaréis, misión está casi siempre del hombre de la casa.
Que era este, el palo, la prueba del éxito. Cuando se sostenía de pie en el caldero era la señal de que el jabón había tomado cuerpo. Entonces se llevaba al «cajón» y se dejaba enfriar para cortarlo con un cuchillo de buen filo.
Receta de Jabón Casero
Antes se preparaba en calderas de cobre o calderos de zinc con el agua calentando en la lumbre, ahora se puede hacer en una cazuela grande, sí, de esas coloradas que hace poco hemos hablado aquí, pero en el fuego de las cocinas modernas.
Más o menos su utilizan las siguientes proporciones:
- Se necesitan 3 litros de agua
- 3 kilos de grasa que puede ser manteca, tocino o aceite usado.
- Medio kilo de sosa cáustica que se puede conseguir en las droguerías o supermercados.
Si se mezclan los tres, mucho mejor. Al aceite le podemos añadir agua agitar bien, luego separar el aceite del agua así eliminaremos el olor al disolver las impurezas en el agua, reposar y filtrar con cuidado.
Se pone el recipiente al fuego con los tres litros de agua. Cuando esté muy caliente se añade la manteca, tocino o aceite (si el aceite es de freír se puede colar antes, o evitar los posos del fondo, pero los olores de este aceite desaparecen por la sosa) todo junto pero pesando los tres kilos en pequeños trozos, si se le pone tocino entre más rancio y viejo mejor, eso si, quitadle el cuero, se echa solo el tocino (incluso se puede cocer un poco antes). Se le echa a la vez la sosa procurando que no salpique, la sosa cáustica quema es abrasiva por eso deshace la grasa y el tocino. Desde ese momento se comienza a darle vueltas con un cucharón de madera o un simple palo sin dejar de hacerlo hasta que se cuaje bien la masa, por eso se decía «hasta que pueda escribirse sobre ella», remover lentamente evitando respirar los vapores.
Una vez el conglomerado esté suficientemente cuajado se vierte en el molde u horma de madera para que se enfríe. Si no se tiene horma se puede verter en pequeñas cajas de cartón recubiertas por dentro con plástico para que no se pegue al cartón o se derrame, en botellas de plástico, nunca en recipientes metálicos. Hay que dejarlo en los moldes varios días.
Ya reposado se corta en trozos en forma de cubos y ya tenemos los famosos «panales de jabón casero».
Rallar con un cuchillo o un rallador, para usarlo en la lavadora como detergente en polvo (similar cantidad a la del detergente químico), ya puestos se puede poner un poco de vinagre como suavizante natural. Se puede utilizar así en polvo incluso como friegasuelos con un chorrito de vinagre en el cubo de la fregona.
El jabón resultante es un excelente anti manchas: frotar el jabón con agua en la mancha antes de lavar en la lavadora. También para fregar los cacharros, buen desengrasante de ollas y cacerolas.
Ya veis, esto es para aseo y limpieza física de toldo tipo, pero:
«A manchas de corazón no basta ningún jabón»
Pienso que es natural, sencillo y económico, aparte de sano. Solo hay que hacerlo con cariño y paciencia como lo hacían nuestras madres y abuelas, ya sabéis que la mano de la mujer es fundamental para las cosas delicadas.
Por cierto, a las truchas le gustaba mucho, ya que se veían alrededor de aquellos lavaderos cuando las mujeres lavaban la ropa con este estupendo jabón.
Así era como se hacía antes y era muy peligroso, por lo que desde aquí os recomendamos hacerlo en frío, o sea, primero echar el agua fría, después la sosa poco a poco removiendo, con lo que será suficiente para que el agua se caliente. Nunca por favor echar la sosa sobre agua caliente, ya que es una reacción peligrosa.
PRECAUCIONES: Como decíamos anteriormente, cuidado con la sosa puesto que es abrasiva.
- Escoger un lugar ventilado, que sea fácil de limpiar, como la cocina (por si se salpica)
- Evitar que niños y mascotas estén presentes.
- La mezcla se calienta y no se debe tocar
- No estaría nada mal usar guantes y mascarilla.
«Jabón y buenas manos sacan limpios paños»
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