
Una de las Comunidades Autónomas más conspicuas, por su historia, cultura y tradiciones, y más controvertida y a la par rechazada por un grupo importante de sus habitantes, es la mal llamada Castilla y León, que posee, y está in crescendo, una importante contestación, por parte precisamente de la parte definida como León, mayoritariamente en la provincia leonesa/León e incrementándose, de forma paulatina y sin pausa, por las otras dos entidades, SIEMPRE LEONESAS, de Zamora y de Salamanca.
Los adversarios utilizan el argumento del cierto rechazo de la Comarca o Provincia del Bierzo contra la capital legionense, algo ridículo e inexistente, salvo en unos deteriorados culturales de cierta absurda convergencia.
Sea como sea, este libro define, muy certeramente, a la Comunidad de León y Castilla como algo total y absolutamente fallido.
No existe ningún tipo de identidad castellana y leonesa y, mucho menos, le guste o no al manipulador CES, desde la parte que conforma la capital del Reino de León.
Obviamente, los leonesistas, que nos vemos humillados hasta el desiderátum, nunca aceptaremos estar en una entidad de la que huyeron como alma que lleva el diablo, Cantabria-Santander y Rioja-Logroño.
La comunidad, además y para más inri, tiene un muy bajo dintel democrático, ya que permite entrar en ella, pero de ninguna manera el salir.
En el año de 1983, se crea la Comunidad Autónoma de Castilla-León, por medio de una Ley Orgánica de 25 de febrero de abril de ese año.
Cuando en el año de 2007, día 30 de noviembre, se realizó la reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Castilla y León, todo fue a peor, negando los derechos a los leoneses para reivindicar su identidad, y con ello se consagraba más, si cabe, el desaguisado, ya que ahora se cualificaba a esa entidad, claramente ahistórica, como ‘COMUNIDAD HISTÓRICA’, y sin la más mínima base para ello.
En ninguna circunstancia ha existido, históricamente, esa unión entre esas dos estructuras políticas, ya que la referencia machacona a la inexistente Corona de Castilla con Fernando III “el Santo” es, eso, falsa y aberrante.
Fernando Adefónsez es un infante leonés, nacido del matrimonio existente entre los Reyes de León, Alfonso IX Fernández “el Legislador o el de las Cortes” y Berenguela Adefónsez “la Grande”.
Cuando muere su padre y accede, en contra del propio testamento paterno, al Reino de León, año de 1230, tras una extraña Concordia de Benavente, en la que arrebata a sus hermanastras Sancha y Dulce el trono legítimo que les pertenecía, no existe una Corona de ningún tipo entre ambos Reinos.
Y primero se crea una enseña cuartelada, de Castilla y de León.
El soberano está dubitativo con respecto a quien debe ir primero, ya que el clérigo, obispo y cronista leonesista Lucas de Tui casi le convence de la preeminencia titular de León.
No existe ninguna unión de reinos y, mucho menos, León se subsume en Castilla.
Durante diferentes monarcas las Cortes se reúnen por separado, y legislan igualmente.
Además, y para agravar el hecho diferencial, las tierras que el Reino de León aporta a la herencia fernandina son varias, conformadas por: Galicia, Asturias, Extremadura leonesa y el actual País Leonés o territorio nuclear de la Corona de León, conformado por Salamanca, Zamora y León.
Nunca he comprendido esa obstinación irreverente a que León siga uncido al carro de la Autonomía, ya que no existe razón de ningún tipo para ello.
“Precisamente, a demostrar que el ‘ya te lo dije’ no era ni es la aplicación exagerada de un tópico a un problema latente desde su creación van destinadas las páginas de este libro, pues, como quedará bien demostrado a través de su lectura, efectivamente, Castilla y León es una Autonomía fallida. No hay en ellas ni victimismo ni oportunismo ni aventurerismo, sino datos y más datos, así como conclusiones que confluyen todas en una: la necesidad de que el pueblo leonés disponga de Autonomía propia, es decir, la creación de la Comunidad Autónoma de la Región Leonesa o País Leonés, conformada por las actuales provincias de León, Zamora y Salamanca”.
En este libro se analizan, claramente, y sin ambages todos los engaños que los gobiernos central y autonómico, socialistas o populares, han perpetrado, de forma flagrante, contra los intereses del País Leonés.
«Hoy todo el mundo es consciente de que los problemas territoriales mal resueltos acaban enquistándose, lo que conduce inexorablemente a la cirugía para resolverlos antes de que se malignicen, tal es el caso de la obligada escisión de la Región Leonesa de la actual CA de Castilla y León, como se propone en Castilla y León, la Autonomía fallida. La primera parte del libro, “Acerca de cómo acabar con una región histórica y de cómo evitarlo”, recoge los hechos que avalan los engaños cometidos por los gobiernos central y autonómico, ya sean de socialistas y/o de populares, a lo largo de las últimas décadas en las tres provincias de la Región Leonesa. La Segunda parte, “De la Autonomía fallida a la Autonomía posible”, abunda en los datos oficiales que permiten la justificada calificación de “fallida” para esta Comunidad Autónoma. Son datos basados en tres marcadores incontestables: población, empleo y renta, el PER de esta Comunidad. Sus autores concluyen, después de un análisis riguroso de los datos, que no hay otra alternativa para la Región Leonesa que la de disponer de su propia Autonomía para evitar la deriva poblacional, atajar la descarada sustracción de recursos financieros favorecedores de la generación de empleo y lograr los niveles de renta de Castilla, un 20% por encima de los de León. Concluye el libro con algo que a los leoneses debe motivar positivamente y es que la creación de una Autonomía estrictamente leonesa no solo es deseable, sino también posible, ofreciendo para ello un modelo de organización y financiación viable».
En el libro se concluye que la Autonomía del País de León sería absolutamente necesaria para poder reparar una injusticia catastrófica cometida contra los habitantes del Reino de León.
No deseo finalizar sin establecer una dicotomía obvia entre lo que supuso el Reino de Castilla y el Reino de León en el Medioevo.
Castilla anuló todas sus estructuras conformadores, inclusive con el Reino de Toledo, siempre independiente, a pesar de poseer su capital, Toledo, como ciudad en cortes.
Lo contrario, total y absolutamente, se producirá en el Reino de León, estructura totalmente respetuosa con sus partes conformadores, que siempre han tenido nombre y apellido, y son: Galicia, Asturias y Extremadura.
Desde la nacencia de la Autonomía entre León y Castilla, entre los años de 1983 y 2022, el País Leonés (León, Zamora y Salamanca) ha perdido 172.047 habitantes, frente a los 41.462 de Castilla (Segovia, Burgos, Palencia, Valladolid, Ávila y Soria).
El hecho poblacional en la provincia SIEMPRE LEONESA de Zamora, con un bagaje histórico como pocas, su pérdida porcentual es del 25%.
No obstante, el cinismo político de los gobernantes de Castilla y León llega hasta límites insospechados, ya que el eje económico de Burgos-Valladolid-Palencia es enorme, dejando al margen a las provincias del País Leonés (Salamanca, Zamora y León).
El Reino de León fue paradigma de la Historia de todo el Medioevo europeo, verbigracia: Conceyus/Concejos, Foralidad, Infantazgo, Pendones del Reino de León, los Filandones, y sobre todo las Cortes del Reino de León del año 1188, “Cuna del Parlamentarismo” y el significado del Locus Apellationes, donde el monarca, según el Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo o Lex Gothorum aceptaba las peticiones de los ciudadanos del Regnum Imperium Legionensis.
En suma, un libro necesario, sobresaliente y esclarecedor para que los hispanos (de España y Portugal) y los europeos conozcan los derechos ineluctables del Reino-País Leonés.
Y como decía Stanley G. Payne:
“El Reino de León concedió mayor reconocimiento legal a los intereses de sus distintas Regiones, Ciudades y Clases Sociales que cualquier otro sistema de libertades locales en la Europa de la Alta Edad Media”. Autores: Santiago Asenjo Rodríguez. Javier Callado Cobo. Jesús María López de Uribe. Gustavo Adolfo Rubio Pérez y Carlos Javier Salgado Fuentes. «Iustitia est unicuique dare quod suum est. ET. Quod mnes tangit ab omnibusa approbari debet».
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ÍNDICE
Presentación ……………………………………………………………….. 9
PRIMERA PARTE
- Acerca de cómo acabar con una región histórica y de
cómo evitarlo ……………………………………………………………… 15 - Capítulo I: La provincia de León necesita la Autonomía
de la Región Leonesa ……………………………………………………. 17 - Capítulo II: Zamora: Per aspera ad astra ……………………………. 35
- Capítulo III: Salamanca: agraviada por la Junta, ignorada
por el Estado ……………………………………………………………… 47 - Capítulo IV: León, Región Leonesa, Espacio Noroibérico ………….. 59
SEGUNDA PARTE
- De la Autonomía fallida a la Autonomía posible ……………………. 78
- Capítulo I: León: Gameover……………………………………………. 81
- Capítulo II: Despoblación: el mito castellano, la realidad
leonesa …………………………………………………………………… 99 - Capítulo III: Población, renta y empleo: los marcadores
de la fallida CA de Castilla y León ………………………………….. 107 - Capítulo IV: Región Leonesa: la Autonomía posible …………….. 131