Viajamos hasta el siglo III (otras fuentes lo sitúan entre 161 y 180). Los hermanos Facundo y Primitivo, hijos de San Marcelo y Santa Nonia, se encontraban en las inmediaciones de la villa sahagunense cuando fueron acusados de cristianos. Apresados según la ley romana, fueron puestos en presencia del cónsul Ático, el cual ordenó tortura e ingreso en prisión.
Los hermanos sufrieron los más terribles tormentos, desde horno al fuego a venenos, para finalmente ser decapitados. Sus restos se echaron al río Cea, pero unos cristianos que habían presenciado la tortura lograron recuperar los cadáveres dándoles sepultura allí mismo.
Más adelante cuando se adoptó el cristianismo los hermanos fueron canonizados, y en el lugar donde habían sido enterrados se erigió una abadía en su honor. Esta se convirtió en centro de peregrinación con el nombre de Domnos Sanctos (Señores Santos). Esta frase derivaría en “Sanctus Facundus”>”SanctFagunt”> “SantFagun” >Safagun“. Finalmente la “f” perdió su sonoridad y se convierte en muda: Sahagún.