Que en León se come muy bien lo sabe todo el mundo, siendo la región leonesa una de las zonas más ricas en cuanto al número de indicaciones protegidas, marcas de garantía y marcas de calidad.
Pero existe un producto muy nuestro que actualmente está desprotegido, la morcilla de León.
La morcilla en León ni se hace ni se come igual a las del resto del país, lo que otorga a este producto un rasgo de singularidad.
La receta tradicional, según explica Agustín Iglesias de la Academia Leonesa de Gastronomía:
…incluye sangre de cerdo, cebolla, manteca y especias locales, cocida a fuego lento y embutida en tripa natural. Uno de los aspectos más distintivos es el uso predominante de la cebolla, lo que le confiere una textura suave y cremosa, además de un sabor ligeramente dulce, que la hace inconfundible en comparación con las morcillas de otras zonas de España.
Indicación Geográfica Protegida
La A.L.G. tiene un reto para este 2025, implicar a las instituciones públicas en la solicitud del sello de Identificación Geográfica Protegida para la Morcilla de León, haciendo hincapié en 5 puntos:
1. Exclusividad geográfica: La Morcilla de León tiene un carácter intrínsecamente vinculado a la provincia de León. Aunque en España existen otras morcillas, la receta leonesa, que se basa principalmente en el uso intensivo de cebolla, no se produce de la misma manera en otras provincias. Este factor geográfico refuerza el argumento de que el producto está estrechamente relacionado con su entorno de origen, donde las materias primas y los métodos tradicionales de producción se preservan.
2. Patrimonio cultural: La Morcilla de León no solo es un alimento; es parte de la identidad leonesa. La cultura culinaria de León se basa en el respeto a los productos locales y en su elaboración de manera artesanal. Su inclusión dentro de una IGP garantizaría la preservación de las técnicas tradicionales, evitando la industrialización excesiva y la pérdida de autenticidad.
3. Implicación de las instituciones: La consecución de una IGP requiere la implicación y colaboración sin fisuras de las instituciones locales (ayuntamientos), provinciales (Diputación de León) y autonómicas (Junta de C. y León). Estas deben trabajar de manera conjunta para promover este distintivo como una seña de identidad leonesa. También es crucial la participación de empresas, asociaciones y colectivos del sector agroalimentario, quienes desempeñan un papel fundamental en la preservación y promoción de este producto.
4. Valor añadido: Otorgar una IGP a la Morcilla de León no solo protegería a los productores locales de posibles imitaciones, sino que también contribuiría a promover su comercialización tanto a nivel nacional como internacional. Esto traería un mayor reconocimiento a León como provincia de excelencia gastronómica, impulsando el turismo y beneficiando a toda la cadena de valor, desde los productores hasta los restauradores.
5. Calidad y tradición: La IGP actúa como un sello de garantía para los consumidores, asegurando que el producto cumple con estándares de calidad específicos y que ha sido elaborado bajo unas condiciones y con unos ingredientes determinados. La Morcilla de León es un producto artesano que debe ser protegido frente a productos de menor calidad que puedan intentar aprovechar su nombre sin respetar las tradiciones locales.
La obtención de una I.G.P para la morcilla de León no sólo es una justa reivindicación para un producto con tanta historia, sino que serviría también para corroborar su calidad y abrir el mercado a este tradicional alimento.
Fuente consultada: Agustín Iglesias, vocal de la Academia Leonesa de Gastronomía