Los monarcas leoneses disfrutaron del talento de numerosos músicos y artistas en sus Cortes, quienes les deleitaban con su arte. Aunque la información sobre los instrumentos de la época y su sonido es limitada, podemos reconstruir una idea de ellos gracias a las representaciones artísticas medievales. Grabados, esculturas y pinturas de la época nos ofrecen valiosas pistas sobre la morfología de estos instrumentos.
Una de las fuentes más ricas y detalladas la encontramos en las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio. Las ilustraciones de estas obras no solo nos muestran cómo eran físicamente los instrumentos, sino que también nos permiten inferir aspectos sobre su posible sonoridad y la forma en que se utilizaban.
LAÚD

En el contexto musical del Reino de León medieval, el laúd se erigía como uno de los instrumentos de cuerda más significativos y populares. Ancestral a la guitarra moderna, su diseño particular lo hacía reconocible al instante: carecía de los costados planos de la guitarra, presentando en su lugar un respaldo abovedado, similar al de una mandolina.

Originalmente, estos laúdes contaban con once cuerdas. Sin embargo, la evolución del instrumento no se detuvo, y hacia finales del siglo XVI, se le incorporaron cinco cuerdas graves adicionales a lo largo del mástil. Esta ampliación sonora enriqueció aún más sus posibilidades melódicas y armónicas, consolidando su presencia en la música de la época.
ALBOGÓN

El albogón era una variante del albogue pero con un tamaño mayor y una forma más curvada.
Se tocaba de manera similar a una flauta dulce, utilizando siete agujeros para los dedos. Su función principal era la de bajo en los conjuntos de flautas, aportando una base sonora grave. Se fabricaba a partir de diversos materiales, incluyendo madera, hueso, o una combinación de ambos.

Texto sobre Alfonso X el Sabio:
E rogó a su hermano quel fiziesse algunos estrumentos donde aquellos pora sos pastores, e diol de sus ganados carneros e vacas, e Jubal prometiógelo e cumpliólo, e fizol pora ellos albogues e albogones e mandurrias.
AÑAFIL

El añafil es un fascinante instrumento musical de viento-metal con profundas raíces en la cultura morisca. Su diseño es el de una trompeta recta y alargada, que guarda similitud con la antigua tuba romana.

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ATABOR

El atabor, también conocido como atambor o tabor, fue el instrumento de percusión más extendido y emblemático de la Edad Media. Considerado el precursor del tamboril leonés, su diseño es relativamente sencillo pero eficaz.
Consiste en un cilindro hueco, usualmente de madera, con dos parches de piel estirados en sus extremos. Se toca golpeando uno de los parches con una baqueta de madera. El músico a menudo usa la mano libre para tocar simultáneamente otros instrumentos, como una chifla o una pandereta, creando así una rica textura sonora.

AXABEBA

La ajabeba o axabeba es una flauta de caña de origen árabe que llegó a Europa en el siglo XI.
El sonido de la ajabeba se produce al insuflar aire en un orificio lateral del tubo. Este tubo se sostiene de forma paralela a los labios del músico, similar a cómo se toca una flauta travesera moderna.

ZANFONA

La zanfona, también conocida como címfonía o zanfonía, es un fascinante instrumento de cuerda cuya característica más distintiva es que sus cuerdas se frotan mediante una rueda en lugar de un arco, lo que le valió el apodo de “viola de rueda”.
Este instrumento, relevante en el contexto del Reino Leonés, generalmente cuenta con tres cuerdas que resuenan sobre su caja armónica. Se acompaña de un teclado, comúnmente con 21 teclas. Cada una de estas teclas incorpora tres espadillas que, al ser presionadas, inciden simultáneamente sobre las cuerdas, produciendo así su particular sonido.

DULCEMA

El dulcémele, a veces llamado salterio o dulcimer, es un fascinante instrumento de cuerda percutida. Perteneciente a la familia del salterio, su propio nombre, que proviene del latín dulcis (dulce) y del griego mélos (melodía), ya sugiere su sonoridad. Una característica distintiva es que cada cuerda está equipada con una sordina que se controla mediante un pedal. Este instrumento fue particularmente popular en Europa, especialmente desde el período Barroco.

MANDORA

La guitarra morisca, también conocida como mandora, es un instrumento musical de cuerda con una rica historia que se remonta al antiguo pantur sumerio.
Este instrumento fue profusamente mencionado en las Cantigas de Santa María, donde también se le conocía como guitarra sarracena. La guitarra morisca se considera un híbrido entre la guitarra española y el laúd medieval, fusionando características de ambos que hacen su sonido distintivo.

ARPA

El arpa, instrumento fundamental del Medievo, comenzó su andadura acompañando los poemas épicos y las narraciones de juglares. Sin embargo, su evolución la llevó a conquistar los ambientes cortesanos, donde se consolidó como un apreciado instrumento solista antes de que el laúd ganara terreno en el siglo XV.
Solían construirse a partir de un único bloque de madera de encina o sauce, y sus hasta 28 cuerdas eran capaces de evocar melodías complejas y llenas de sentimiento, dando vida a la música de una época.

ODRECILLO

El odrecillo, también conocido como cornamusa, es el ancestro directo de las gaitas que hoy conocemos en toda Europa.
Este instrumento se componía de un pequeño odre (una bolsa de cuero) del que salían tres o cuatro tubos o cañutos. Estos cañutos, provistos de varios agujeros y lengüetas en su interior, eran los encargados de producir el sonido característico de este fascinante predecesor de la gaita.

RABÉ

El rabel, también conocido como rabé, era un instrumento de cuerda profundamente arraigado en la cultura popular, especialmente entre el pueblo llano y los pastores.
Su característico sonido se producía al frotar sus cuerdas con un arco, y se utilizaba principalmente para acompañar la voz en las coplas y romances que narraban la vida cotidiana y las historias de antaño.
