Se refuerza la coordinación entre comunidades
La Región Leonesa vuelve a ser protagonista de una emergencia que ya no sorprende, pero sí indigna. Los incendios forestales siguen activos en varios puntos de la Cordillera Cantábrica, afectando especialmente a zonas que comparten frontera entre Asturias y León. En lugar de hablar de amenazas, hablamos ya de realidades: el fuego ha arrasado cientos de hectáreas, y la respuesta institucional se enfrenta al reto de proteger un territorio que lleva años sufriendo el abandono estructural.
Uno de los focos más preocupantes se encuentra en Genestoso, en el concejo asturiano de Cangas del Narcea, rayando con la frontera leonesa. Allí trabajan bomberos de Tebongo, La Morgal, Ibias, la UME, medios aéreos del SEPA y cuadrillas forestales. En Degaña, también en Asturias y próxima a León, se vigila el avance del fuego desde Anllares del Sil, con apoyo de drones y coordinación directa con CYL. Somiedo, otro concejo asturiano fronterizo, mantiene un operativo activo con bomberos de Grau y brigadas forestales, mientras que en Ponga se teme que el fuego cruce desde La Uña, en León.
La evacuación de montañeros en el refugio de Collado Jermoso, en la vertiente leonesa de los Picos de Europa, ha sido una de las acciones más destacadas de la jornada. El operativo se ha desplegado con rapidez, pero la situación sigue siendo crítica. Las condiciones meteorológicas ofrecieron una leve tregua durante la noche, con mayor humedad y temperaturas más bajas, pero se espera que los termómetros vuelvan a subir, lo que podría reactivar los focos.

El sistema ES-Alert ha enviado mensajes a decenas de municipios, tanto en Asturias como en León, advirtiendo de la necesidad de suspender actividades en montaña. Las rutas de transporte público vinculadas a las Reservas de la Biosfera han sido suspendidas hasta el lunes, incluyendo el acceso a Lagos de Covadonga, el funicular de Bulnes y varias líneas en Cabrales, Ponga, Somiedo y Muniellos.
Desde la Región Leonesa, la lectura es clara: no se trata de una emergencia puntual, sino de una consecuencia más de la desatención institucional hacia un territorio que exige medios, respeto y reconocimiento. El fuego no amenaza, el fuego ya está aquí. Y lo que está en juego no es solo el paisaje, sino la dignidad de una tierra que sigue esperando justicia.
