Hay paisajes que son el alma y el corazón de la tierra y determinan la existencia de todo cuanto sobre ellos se encuentra: las gentes, la arquitectura, la agricultura, la manera de vivir, el arte y la misma naturaleza… Cuando los contemplamos, pueblan nuestra memoria de personajes y hechos históricos; cuando evocamos un cuadro, o recordamos un libro que marcó nuestra manera de comprender el mundo, esos paisajes se abren paso en nuestra mente.
Y desde siempre ha sido la Tierra de Campos ―a caballo entre las provincias de Palencia, Valladolid, Zamora y León― el territorio que ha definido una de las representaciones más arraigadas que el imaginario colectivo se ha formado de los antiguos reinos de León y de Castilla: una meseta llana y desnuda, apenas cruzada por ríos poco caudalosos, salpicada de pequeñas poblaciones distantes entre sí, con una demografía en constante decrecimiento, y generosa en paisajes que varían continuamente. Jorge Praga y Manuel Abejón decidieron un día fijar y contrastar esas percepciones tantas veces presentidas y siempre relegadas por la prisa o la rutina de los desplazamientos. Solo necesitaron la calma de las jornadas abiertas y la ocasión de entrar en los pueblos y en los caminos de Tierra de Campos, sin más plan que la curiosidad y la atención sostenida, para que fuera surgiendo, casi sin querer, este libro tan ameno y singular. Tierra de Campos infinitamente invita a la reflexión, se regodea en la sorpresa, da voz a la gente, recoge la memoria de personajes que debían ser salvados del olvido, y fija las imágenes y las experiencias vitales de parte de la España vacía en un viaje tan inagotable como los parajes de que se ocupa. Un libro imprescindible para aprehender un mundo que se va.