Mirar al pasado resulta siempre comprometido. La posición o altura desde la que lo hacemos condiciona nuestra perspectiva. Y no digamos la distancia temporal: poderosa distorsión en cualquier esfuerzo de entendimiento. Buena parte de ese pasado se levantó, además, siguiendo unas claves simbólicas de difícil interpretación. Así que hacemos -continuamente- una lectura superficial y confusa de nuestra propia historia. El autor se ha propuesto la tarea de reconstruir los contextos ideológicos que nos permitan entender a nuestros antepasados y la herencia cultural que nos legaron.
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