No pretendo levantar ampollas con este artículo, sino abrir un debate que creo necesario para aclarar importantes puntos a la ciudadanía.
Si me preguntan si existe el leonés, respondería sin albergar duda alguna que sí, pero si me preguntan acerca de este “nuevo” leonés que algunos grupúsculos están promoviendo…ahí ya tengo mis dudas.
El leonés es una lengua románica que efectivamente existe y se habla principalmente en las provincias de León, Zamora y Salamanca. Esto es lo que Google o cualquier enciclopedia podría decirle acerca de esta lengua.
Noticia de esta misma semana: “el PSOE pretende promover la lengua leonesa en las aulas”, y óigame, es una reivindicación antigua y justa, pero ¿Qué es el leonés? ¿Qué se va a impartir? Ahí es donde mucha gente tenemos nuestras sanas dudas.
He tenido acceso a documentación sobre cursos que se están impartiendo actualmente, cursos supervisados en teoría por “expertos”, y la verdad es que no tiene mucho que ver este leonés con el de los textos de Cayetano Bardón y tampoco con cómo se habla en nuestros pueblos. Entonces, si esto que enseñan no puedes leerlo en textos antiguos, ni es lo que te enseñaron tus mayores ¿Qué es?
¿Qué es el leonés?
El profesor titular de la Universidad de Salamanca Raúl Sánchez Prieto, compara el leonés con el frisio, conjunto de lenguas germánicas. Y es que el leonés, al igual que el frisio, incluye tres
áreas geográfica, histórica y lingüísticamente definidas que actualmente pertenecen a al
menos siete territorios administrativos, en el caso del leonés: Asturias, Cantabria, provincias de León (Llión), Zamora, Salamanca, Cáceres y Bragança (Bergancia).
Filológicamente el grupo de lenguas leonesas abarca tres lenguas o variantes: el leonés asturiano, base del asturiano normalizado, hablado en la región centro del Principado, el leonés oriental, usado en el oriente de Asturias, en la Liébana (Cantabria), Sierra de Gata (Salamanca) y en partes de Extremadura, y el leonés propiamente dicho, hablado en partes del occidente asturiano y en las comarcas hablantes de León, Zamora y Las Arribes (Salamanca), así como en la Tierra de Miranda (Portugal).
Y continuando con la comparativa, el profesor Sánchez Prieto afirma que el camino del leonés transcurrió hasta hace poco de manera similar al del frisio del norte. Aunque los primeros estudios
filológicos modernos sobre el leonés se llevaron a cabo a principios del siglo XX, política y socialmente el resurgir de la lengua leonesa no ha tenido lugar hasta principios de los años noventa, con lo que lleva un siglo de retraso con respecto al frisio y al de otras minorías europeas.
Situación sociolingüística:
El leonés se encuentra en una situación vulnerable, clasificado por la UNESCO como lengua en grave peligro. Los principales factores que han contribuido a su declive son:
1. La castellanización progresiva
2. La falta de transmisión intergeneracional
3. Su limitado uso en ámbitos oficiales y educativos
4. La despoblación rural
5. La política autonómica.
El Asturiano
Sin tener muy en cuenta las franjas lingüísticas ni dialectales, los asturianos usaron como oficial la variante central que era la más extendida, y la Academia de la Lengua Asturiana se puso a la tarea de unificar criterios desde 1980. Por el camino adoptaron el estudio de la lengua leonesa, asumiendo que era parte de su cultura, pero esto nos benefició y perjudicó a partes iguales. Por un lado se conservó y recordó la lengua, cosa que los leoneses no hicieron, pero la carencia de un organismo oficial que estudiase la lengua leonesa en suelo propio, hizo en un pasado que se tuviese que lidiar con el problema de los “asturianismos” en el material recogido por la ALA. También hubo que entender ciertas normas absurdas como la de la imposición de los “puntitos” para la “tse” vaqueira del dialecto patsuezu y otras aberraciones. No sé si pretendían que tuviésemos que inventar nuevos teclados de ordenador para hablar este dialecto, porque los puntitos según ellos van debajo de las “L”…por lo que se terminó escribiendo peor, “l.l” que ni es lo que te dicen que es, ni es cómo se ha escrito casi toda la vida. Además, la “tse” ya estaba aceptada por sus hablantes, que en mi humilde opinión son los que deberían decir algo. Valga este ejemplo como tropelía lingüística.
El Nuevo Leonés
El leonés está reconocido oficialmente por la Junta de Castilla y León desde 2006, y según cifras oficiales actualmente hay entre 20.000 y 50.000 hablantes, principalmente en áreas rurales.
Teniendo en cuenta que las personas que ya sabían algo de leonés son de zonas rurales (aunque habiten en capitales), y teniendo en cuenta que la lengua que se está enseñando como leonés es claramente de la zona de Tierras de León… ¿Qué estamos haciendo?
Personalmente he vivido en media provincia de León, y he podido estudiar de cerca los leonesismos lingüísticos. Por si esto no bastase, he realizado varios estudios de campo en mi juventud, por montañas occidental, oriental, El Bierzo, Maragatería, Riberas… Según estas experiencias, repito personales, el leonés más puro y auténtico que he escuchado se sitúa en la mitad oeste de la provincia leonesa y en la montaña de Boñar. El resto, y por pura lógica, ha estado más tiempo sometidas al dominio del castellano, por cercanía y porque las zonas que cito son más agrestes. Muchas de estas gentes, que hablan y chapurrean leonés, no se sienten identificadas cuando leen algo de lo que los “expertos” dicen que es leonés. Y es que hay que andar con pies de plomo en la RECUPERACIÓN de una lengua, si se quiere que la gente, en especial la mayor, la quiera hablar. Es fácil decirle a un jovencito nacido en la capital leonesa, que lo que está estudiando es leonés, pero incluso yo tengo mis dudas.
El leonés representa un patrimonio lingüístico y cultural único que, aunque amenazado, sigue vivo en determinadas zonas de la antigua región leonesa. Es allí desde donde debiésemos iniciar este largo camino, no desde la imaginación de grupúsculos en sus despachos.