La figura de Antonino Fernández Rodríguez, el gran empresario de Cerezales del Condado (León), sigue siendo un referente de éxito empresarial y de la huella profunda que la emigración leonesa dejó en el mundo. Fallecido en México en agosto de 2016 a los 98 años, Fernández no solo ascendió a la cúspide del Grupo Modelo, convirtiendo a Corona (Coronita en España) en un estandarte global, sino que también dejó un duradero legado económico vinculado a su provincia natal.

Nacido en 1917, conoció una infancia marcada por la pobreza de la España rural de aquellos años. Su destino dio un giro crucial en 1949 cuando, invitado por su tío político, Pablo Díez Fernández (también leonés y cofundador de Grupo Modelo), se trasladó a México. Fue el comienzo de una carrera que transformaría el panorama cervecero mundial.
De operario a artífice de la expansión internacional
La trayectoria de Fernández en el Grupo Modelo, es un ejemplo de intuición y esfuerzo empresarial. Comenzó en lo más bajo, como empleado de almacén, sin embargo, su capacidad y visión no tardaron en ser reconocidas.

Ascendió rápidamente, destacando su rol en la dirección de la planta de Tacuba y, fundamentalmente, en la coordinación de la construcción de la imponente Cervecería Modelo en Guadalajara en 1958, que se consolidaría como la tercera del grupo.

El punto de inflexión llegó en 1971, cuando Antonino Fernández tomó las riendas del Grupo Modelo como presidente del Consejo de Administración y director general. Su liderazgo, que ejerció como Director General hasta 1997 y como Presidente del Consejo de Administración hasta 2005, fue el catalizador de una era de expansión sin precedentes. Bajo su mandato, la estrategia de internacionalización de Corona fue clave: la convirtió en la cerveza de exportación más demandada por los consumidores estadounidenses y la catapultó a ser un ícono mexicano reconocido globalmente.

Su visión fue más allá. Fernández impulsó una profunda integración y diversificación del grupo, asegurando el control sobre toda la cadena de producción. Para ello, el conglomerado cervecero creó empresas estratégicas como Nueva Fábrica Nacional de Vidrio e Industria Vidriera del Potosí, clave para el suministro de botellas. También fundó Cebadas y Maltas e Inamex de Cerveza y Malta, fundamentales para garantizar la calidad y el control de las materias primas. La Compañía Cervecera del Trópico amplió su capacidad productiva y de mercado. Estas iniciativas reflejan sin duda la visión de Fernández a largo plazo para consolidar su futuro imperio cervecero.”
Antonino Fernández: De humilde emigrante a líder de un imperio
La historia de Antonino Fernández no puede desvincularse de la de Pablo Díez Fernández, otro leonés (de Vegaquemada) cofundador del Grupo Modelo en 1925. Ambos, sin títulos universitarios y con orígenes humildes, representaron la pujanza y el olfato empresarial leonés en el extranjero. El timón del emporio cervecero pasó de tío a sobrino en tres generaciones, manteniendo un control familiar hasta la venta final del grupo al conglomerado belga-brasileño InBev.

Pero el legado económico de Fernández no se limitó a los balances de Grupo Modelo. Su arraigo a León se tradujo en inversiones directas y una filantropía con impacto socioeconómico tangible. Destaca la creación de Soltra en León, una empresa dedicada a la inserción laboral de jóvenes con discapacidad, generando empleo de calidad en su provincia natal.

Además, su contribución a la infraestructura de Cerezales del Condado (red de tuberías, rehabilitación de patrimonio) y la creación de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, un moderno centro cultural y educativo, no solo mejoraron la calidad de vida, sino que también dinamizaron la economía local y comarcal con actividades culturales y formativas.
La herencia

Tras su fallecimiento, Antonino Fernández fue protagonista de la sonada, aunque falsa, noticia viral de que habría legado 200 millones de euros a los vecinos de Cerezales. Aunque la Fundación desmintió esta herencia, la anécdota refleja la generosidad desbordante que Fernández ya había demostrado en vida. Su auténtico legado fue el transformar la realidad de su pueblo y dejar una huella de prosperidad y orgullo leonés que trascendió fronteras.
Antonino Fernández es un modelo del ingenio y la perseverancia leonesa en el escenario económico global.”