Todos los apasionados de la Historia saben que el reino visigodo acabó tras la invasión musulmana de la Península Ibérica (711) y que el último rey visigodo, Rodrigo, murió en la famosa batalla de Guadalete. Pero…
¿Y si la Historia oficial no ofreciera una respuesta segura?¿Y si Rodrigo no hubiera muerto en combate?
Eso es precisamente lo que nos plantean una serie de leyendas que vinculan los últimos días del monarca godo con la provincia de Salamanca.
Antes que nada, hay que repasar quién era Rodrigo. Pasará a la Historia como el último rey visigodo de Hispania, aunque de facto hubo dos más. Egila y Ardón, efímeros y poco poderosos. Rodrigo era el duque de la Bética (aproximadamente la actual Andalucía) durante el reinado de Witiza, que a su vez había sido duque de la Gallaecia.
El reinado de Witiza fue muy complicado. Fuertes hambrunas, ruina del comercio, enfrentamientos con nobles rivales y conflictos sociales (persecución a los judíos y a los que practicaban antiguos cultos paganos).
Witiza respondió a esos problemas de una manera violenta. Las fuentes de la época le describen como un tirano que elimina brutalmente (con sus propias manos a veces) a cualquiera que le lleve mínimamente la contraria.
A la muerte de Witiza se produjo la consabida guerra civil por la sucesión de la corona. La violencia entre los nobles visigóticos para elegir a sus reyes era tan constante que San Isidoro de Sevilla le dio el nombre de “Morbo Gótico”, es decir, la enfermedad de los godos. Los hijos de Witiza, Oppas, Sisberto y sobre todo Egila trataron de suceder a su padre. Pero el bando nobiliario comandado por Rodrigo terminó imponiéndose. Rodrigo subió al trono y los hijos de Witiza pasaron a ejercer una oscura labor de conspiradores.
Rodrigo no se encontró un panorama mejor que el de Witiza. Continuaron los problemas económicos, prosiguió la persecución contra los judíos y para complicar más las cosas estalló una revuelta en Vasconia. Algunos autores sugieren que Egila pudo haber atizado esta rebelión dado que ya había ocurrido en el pasado que usurpadores godos (Sisenando, Froya) actuaban coordinados con los vascones. Egila era fuerte en la Septimania, región del reino visigodo cercana al territorio vascón.
Precisamente cuando Rodrigo logra acabar con la rebelión vascona le llegan malas noticias desde el sur. Es una expedición musulmana que está saqueando la Bética. Los musulmanes estaban expandiendo el imperio árabe y ya habían desembarcado en Hispania el año anterior (710) en una incursión fallida.
Los musulmanes contaban en esta ocasión con el apoyo de un personaje ambiguo, el conde Julián, del que se desconoce su origen (¿bizantino o bereber?), que había sido nombrado gobernador de Ceuta y que tenía conexiones muy claras con los hijos de Witiza. ¿Los árabes invadieron Hispania llamados por los witizanos? No hubiera sido extraño, ya que también los bizantinos invadieron el sur de Hispania reclamados por los partidarios de una facción visigoda.
Rodrigo se traslada rápidamente a la Bética y con casi todo su ejército atacó a los invasores. En un principio, la batalla de Guadalete pintaba bien para él, pero en el momento decisivo de la batalla, las alas, mandadas por dos hijos de Witiza, Sisberto y Oppas, se retiraron y propiciaron la debacle visigoda.
Nunca se encontró el cadáver de Rodrigo. Sólo se encontró su caballo asaetado en una de las riveras del río Guadalete. La mayoría de las fuentes afirman que murió. Ese es el final de la Historia… O no.
Las Fuentes Documentales
Hay tres fuentes, una histórica y dos legendarias, que coinciden en situar los últimos días de Rodrigo en tierras salmantinas y en las vecinas de Portugal.
La fuente histórica es la “Crónica de Alfonso III” que relata que cuando las tropas del reino asturiano tomaron y repoblaron Viseu encontraron una lápida que decía:”Aquí yace Rodrigo, último rey de los godos”. El problema es que no se conserva dicha lápida. Sí hay una en la ermita de San Miguel de Fetal, cerca de Viseu. Pero tanto el idioma de la lápida, como la iglesia donde se encuentran son de cronología muy posterior (S. XVIII).
La segunda es una tradición oral. Se trata de la batalla de Segoyuela de los Cornejos en el 713 (cerca de Tamames). Se trataría de la última batalla en la que habría luchado Rodrigo tras haber huido de Guadalete, habiendo pasado por Mérida (ciudad que presentó una larga y tenaz resistencia a los árabes, algo poco usual) y después de refugiarse en la Sierra de Francia. Rodrigo y Muza se habrían enfrentado, resultando muerto el rey godo. A favor de esta leyenda hay que señalar que, una vez tomada Toledo, Muza no se dirigió a ciudades más famosas en el norte, como Zaragoza o Tarragona, sino que se desvió hacia Salamanca, en principio un objetivo menos lógico.
La tercera es la leyenda de la Reina Quilama, señora del sur salmantino, que habría socorrido al rey Rodrigo en la Sierra de Francia. Después Rodrigo habría sido localizado por Muza y asesinado. El presunto tesoro de los godos – que incluía la “Mesa del rey Salomón”- estaría todavía escondido en alguna gruta de la Peña de Francia esperando al afortunado que lo encuentre.
Por tanto, lo más acostumbrado es aceptar que Rodrigo murió en Guadalete. Pero, los ecos de la leyenda nos proponen la hipótesis de que hubiera sobrevivido y tratado de organizar una cierta resistencia en Mérida primero y en Salamanca después. Tendremos que seguir investigando para que las pruebas científicas arrojen luz sobre este enigma histórico.
José Vicente Álvarez. (Profesor de Historia en el I.E.S. Eras de Renueva de León)