Las cubiertas se definen como “la construcción que cubre un edificio por arriba”. cubierta a dos o a cuatro “aguavertientes”; otras acepciones son: “techo“, “techumbre” y “tejado”.
Existen una gran variedad de cubiertas, clasificadas en razón de los materiales que se utilizan: de teja cerámica, de hormigón, de pizarra, de uralita, de materiales metálicos, etc.
En este caso, el teitu sería un tipo de cubierta fabricada con materiales vegetales.
Teitu (en leonés) y techo (en castellano) tienen la misma raíz latina, y provienen de la palabra “Tectum”. Dicha palabra en zonas asturleonesas sufrió una diptongación de la vocal ‘e’: teitu, mientras que en castellano el grupo de consonantes ‘ct’ derivó en la palatización ‘ch’ : “techo”.
No son tradicionales de Castilla este tipo de cubiertas, y no existe en castellano un correlato de la palabra «teitu» ni tampoco del verbo «teitar». Por lo cual, lo ideal sería usar el término “teitu” para referirse a estas cubiertas (por lo menos para las leonesas) y no “teito” castellanizando dicho vocablo de origen astur-leonés.
El ser humano siempre ha tenido la necesidad de refugiarse y protegerse del medio. La antigüedad de este tipo de cubiertas nos retrotrae al principio de los tiempos, cuando abandonamos la cueva y pasamos a la choza, donde da comienzo el cerramiento del espacio en su parte superior. Para ello se recurre a lo que se encuentra a mano: ramas, troncos, paja, pieles de animales o incluso piedras colocadas de manera solapada.
Pronto el humano se da cuenta de que tiene que colocar los citados elementos de forma inclinada para evitar que se acumule el agua y se acabe mojando el interior. Así en algunas zonas podremos observar tejados con más o menos inclinación, dependiendo del grado de lluvias del lugar.
Actualmente, en casi todo el primer mundo existen proyectos de conservación de este tipo de estructuras.
Según Joaquín Alonso González en su estudio “La casa con cubierta de paja” (editorial Fundación Monteleón) la herencia más próxima a este tipo de construcciones sería la medieval, construyéndose de igual manera desde entonces y manteniéndose hasta los años 80 del pasado siglo XX. Dos tercios de la provincia leonesa tuvieron casas con cubierta de teitu, pero a partir del siglo XVIII se empezó a utilizar teja y losa.
Son de especial mención en cuanto al conjunto de estructuras con teitu en la región, los valles de Ancares y sus pallozas
la comarca del Bierzo
los chiviteros en Torregamones (Zamora), que como su nombre indica servían para poner a resguardo al ganado caprino.
los chozos de pastores en la montaña oriental leonesa
los hórreos de la montaña occidental leonesa
Actualmente este tipo de cubiertas está en serio peligro de desaparecer en la España despoblada. Los teitadores son cada vez menos, y no se cuenta con el suficiente apoyo de las administraciones, quizás todo lo contrario, siendo la burocracia otra de las piedras en el zapato al solicitar proyecto de obra y facturas por arreglar un teitu en vez de dar facilidades, ayudas e intentar proteger esta tradición.
Fuentes consultadas: La casa con cubierta de paja (editorial Fundación Monteleón), periódico “actual” de Chile, Conciencia Eco, Wikipedia, C.O.M. la Nueva España, France Voyage, Javier Neila, blog Alto Sil las montañas y sus pueblos.