Un lugar único donde se concentran miles de años de historia
El caso de Navamorales es sorprendente, pues estamos hablando de un pequeño municipio de tan sólo 43 habitantes, no obstante posee una extensa historia que se remonta a la prehistoria.
En esta localidad y sus alrededores, se han hallado piezas arqueológicas de gran calidad que adornan los museos del mundo.
Los primeros asentamientos datan del paleolítico (edad de piedra).
La zona donde se encuentra Navamorales estuvo habitada por asentamientos vettones, un pueblo céltico que dejó su huella en forma de castros y verracos.
Existe un pequeño asentamiento tardorromano del siglo IV a.C que nos ha legado numerosas cerámicas y monedas en muy buen estado de conservación.
Los historiadores especulan que también los visigodos se asentaron por estos lares, aunque aún no hay pruebas.
La edad media no dejó muchos legajos arqueológicos en Navamorales, debido a que fue primera línea de batalla durante siglos entre cristianos y musulmanes, siendo en ocasiones de unos y de otros. Se cree que mucha de la toponimia de la zona provendría de este periodo de alternancia árabe-cristiana.
Cabe destacar de este periodo la ermita de las Santas Justa y Rufina, que fue trasladada desde su ubicación original piedra a piedra durante 50 años para que presidiera el solar del cementerio.
Existe una anécdota muy curiosa de la reconquista que sucedió también en Navamorales, y es que estando el rey leonés Alfonso VII por la zona en sus primeras labores de repoblación tras sus victorias, se topó con esta zona considerada peligrosa y con población autóctona que no quería someterse al cristianismo. Para evitarlo se refugiaron en la sierra, pero Alfonso VII mandó quemar unos 70 km de bosque hasta obligarles a salir. Finalmente se sometieron, y de estos años data el municipio actual.
La población perteneció en un principio a la provincia de Ávila, y fue en este periodo cuando se convierte en villa. Tomaron posesión del asentamiento el matrimonio formado por los nobles Don Gil, de la familia González d´Avila y su esposa Aldonza, de los Guzmanes de León, hija esta del mismísimo maestre de la Orden Militar de Calatrava, Orden de la que dependería el municipio.
Ya en época moderna, Navamorales ha sabido conservar su fusión de tradiciones, juegos autóctonos, fiestas populares… incluso tuvo su propia variante de lucha, aunque la despoblación hizo que ya sólo se practique la calva, perdiéndose con ello siglos de conocimientos. También resistió la casa del concejo hasta no hace tanto, quedando ya sólo el recuerdo y la fachada.
El pueblo conserva también su pendón, que luce con honor en días señalados. Sus colores son el rojo carmesí por el color original del Reino de León, y el blanco en señal de paz.
Para saber más: navamorales.com
Fuentes: Catastro de Ensenada, Web Navamorales.com, “Cuatro hallazgos de oro de la Edad del Bronce en la Meseta Norte” por Delibes de Castro, El brazalete hallado en “El Torrión” de Navamorales (Delibes, Rodríguez y Santonja 1991)