En ocasiones, bien por falta de tiempo o por el deseo de encontrarse con lo mejor y propio de cada lugar, el usuario de museos busca ver las piezas más asombrosas y llamativas de los espacios que visita, por ello hemos recopilado aquí las obras maestras del centro decano de los museos leoneses, el Museo de León.
Ídolo de Tabuyo
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Fue hallado en Tabuyo del Monte (León) y pertenece al Calcolítico o edad del Cobre, primeras etapas de la Edad de los metales.
Es uno de los más importantes testimonios de la cultura prehistórica en el noroeste peninsular, y se cuenta entre los bienes artísticos más antiguos musealizados.
Los grabados de esta gran laja de piedra, representan una figura humana, reconocible por el armamento que la acompaña y por otras figuras similares conocidas en este tipo de piezas, y quizás formó parte de una sepultura de cista o caja.
Depósito de Valdevimbre
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Son diez objetos de bronce hallados fortuitamente en las cercanías de Valdevimbre en 1925. Dos hachas planas, dos puñales de base claveteada, una sierra, un pequeño yunque de orfebre, la punta de una lanza, un pequeño aplique en forma de bellota y un resto de escoria.
Las piezas están datadas hacia el 1250 a. C. y se cree que formaron una ofrenda a una divinidad o culto mediante un rito hoy desconocido, o tal vez se trató de una ocultación provisional (por causa de algún peligro o inestabilidad social), con voluntad de ser recuperada en un momento que no tuvo lugar.
Fíbula de jinete
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Esta fíbula zoomorfa pertenece a los pueblos prerromanos que habitaron las tierras leonesas hacia los siglos IV y I a. C. y fue hallado en las cercanías de León. De Bronce moldeado, mide 3,5 cm de altura.
El caballo va montado por un jinete que parece provisto de un casco o cimera, y que conserva la indicación de dos bandoleras o tahalíes y un cinturón, lo que aboga en favor de su interpretación como guerrero, uno de aquéllos que debieron encontrarse las legiones romanas en el momento
de su asentamiento en la zona.
Edicto de Augusto
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También conocido como “el bronce de Bembibre”, es un epígrafe en bronce hallado en los alrededores de Bembibre. Ingresó en 1999 en el museo y se restauró en 2000.
A mediados de febrero del año 15 antes de nuestra Era, el emperador Octavio Augusto dictamina varias decisiones referidas al momento final de los episodios de conquista del noroeste peninsular. Una modesta placa de bronce que fue posiblemente expuesta en algún edificio público de las gentes afectadas por esas disposiciones. Su contenido aparece como resultado de un proceso en el que tanto Roma como Augusto en persona se implicaron destacadamente, el de la definitiva inclusión de la Península en el territorio de la Romanidad y la formalización de la pax romana instaurada por el emperador.
TRADUCCIÓN DE LA INSCRIPCIÓN
El emperador César Augusto, hijo del divino (Julio César), durante su novena potestad tribunicia y proconsulado, dictamina:
He sabido a través de todos mis legados que gobernaron la provincia Transduriana que los castellanos Paemeiobrigenses, de la gente de los susarros, permanecieron en obediencia al margen de otros y por tal motivo concedo a todos ellos la inmunidad perpetua y ordeno que los campos con aquellos límites que poseyeron cuando mi legado Lucio Sestio Quirinal gobernó aquella provincia, los posean sin litigio alguno.
En beneficio de los castellanos Paemeiobrigenses de la gente de los Susarros, a quienes antes había concedido la inmunidad de todos sus bienes, restituyo al lugar de aquéllos (los susarros) a los castellanos Allobrigiaecinos, de la gente de los Gigurros, con el consentimiento de la propia ciudad, y ordeno que los castellanos Allobrigiaecinos cumplan con todas sus obligaciones junto con los Susarros.
Hecho desde Narbona, los días 16 y 15 antes de la kalendas de Marzo, siendo cónsules Marco Druso Libón y Lucio Calpurnio Pisón.
Ara de Diana
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El Ara de Diana del Museo de León es posiblemente el epígrafe más bello de las numerosas inscripciones latinas leonesas y uno de los mejores de España. Fue descubierta en la muralla de León, cerca de Puerta Castillo e incorporada al museo en 1872.
Sus cuatro caras están inscritas, lo que suscita mayor atractivo. Reza un poema con fuertes influencias de la literatura clásica latina (Virgilio, Horacio, Catulo…) donde debemos entrever la obra de algún autor culto, quizás perteneciente al séquito del gobernador (o él mismo), cuya obra conocemos sólo por estas escasas líneas y que pudiera ser oriundo de esta región.
Lápida dedicada a Zeus-Serapis
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Es una de las piezas que más tiempo lleva en el museo, concretamente desde 1887. Esculpido en relieve sobre piedra caliza durante el siglo III d. C. Fue hallada en los alrededores de Quintanilla de Somoza.
Tanto el texto como los motivos de este epígrafe están entre los más atípicos de las lápidas leonesas.
- La mano abierta simboliza, desde la Prehistoria, la aspiración de inmortalidad por medio del contacto con lo divino, y es además, un signo universal de concordia, hospitalidad y amistad.
- El templo o edículo que la cobija se compone de columnas, frontón y tondos, sintagmas básicos de la arquitectura de todos los tiempos, aquí vertidos a un esquema clásico que refleja las formas sencillas y esenciales del orden geométrico: cuadrado, triángulo, círculo.
- La dedicatoria incisa en el tímpano y en la palma de la mano y escrita en griego dice: Eis Zeus/ Serapis/ Iao, una invocación a un “Único Zeus Serapis Iao” y es fruto de un sincretismo religioso entre divinidades, grecolatina (Zeus o Júpiter) y oriental (el egipcio Serapis), junto a un epíteto de carácter providencial (Iao). Su emplazamiento original en un umbral o marco de entrada, en el que la mano abierta protege y ampara, reincide en esa vocación de salutación y bienvenida.
Hilas y las Ninfas
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Mosaico polícromo de época romana realizado a mediados del siglo IV d. C.
Fue hallado en Quintana del Marco y entregado al museo en 1925. Se restauró en 1992.
Hilas fue un joven príncipe griego famoso por su belleza. Fue raptado por Heracles, al que acompañó en la expedición de los argonautas. Pero durante una escala en Misia, Hilas recibió el encargo de ir en busca de agua a una fuente del bosque. Las ninfas de las fuentes al verlo tan hermoso lo raptaron para conferirle la inmortalidad.
Justamente el momento que narra este “cuadro”, es cuando Hilas está a punto de ser llevado con los dioses alcanzando así la inmortalidad, tal y como simboliza el laurel que crece tras el héroe. La técnica musiva en abanico sólo se reconoce en los mosaicos de la más alta calidad.
Estela funeraria de Tridio
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Epígrafe inciso sobre canto rodado de cuarcita. Fue hallado en Villayandre (Crémenes) e incorporado al museo en 1934. De época romana y esculpido alrededor del siglo II al III d. C.
Literalmente pone:
Fronto, de los doiderigos, puso este monumento a su amigo Tridio, hijo de Bodero, de los alongos, vadiniense de 25 años de edad. Aquí yace. Séate la tierra leve.
Junto a la inscriptio se sitúan motivos vegetales: el árbol y la hoja de yedra, cuya perennidad tiene significación funeraria.
El caballo de raza “asturcón” sobre una línea horizontal con dos círculos en sus extremos, quizás una especie de plataforma con ruedas.
Cruz de Santiago de Peñalba
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Cruz votiva en latón y pedrería repuesta modernamente. Se elaboró alrededor del 940 y pertenece a la Iglesia de Santiago de Peñalba. Fue donada al museo para su conservación en 1879 por el Obispado de Astorga.
Posiblemente es el testimonio material más antiguo del culto oficial de la monarquía astur-leonesa a la figura de Santiago. El monarca leonés, Ramiro II, fue amparado legendariamente por el Apóstol en la batalla de Simancas contra Abderramán III, y en agradecimiento, otorgó diversas dádivas a ese templo dedicado a Santiago, entre las que se encontraba esta cruz.
En el reverso, escrito con grafía mozárabe burilada en finos trazos oblicuos se puede leer:
El Rey Ramiro (la) ofrece para honrar al Apóstol Santiago, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
Cristo de Carrizo
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Marfil con incrustaciones realizado durante el último cuarto del siglo XI en el taller medieval de marfiles de San Isidoro de León. Presidió el altar del Monasterio de Santa María de Carrizo de la Ribera, y fue comprado en 1874 por el museo.
A pesar de sus reducidas dimensiones (33 cm de altura) el “Cristo de Carrizo” es considerado una de las piezas más sobresalientes de la Edad Media hispana. La cruz transparente instalada en el museo, permite ver su dorso plano, no labrado, y la existencia de receptáculos, posiblemente para custodiar fragmentos del lignum crucis.
Retablo de San Marcelo
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Relieve sobre madera policromada de primeros del siglo XIV. Procede de la iglesia titular del santo en León, e ingresó en el museo en 1894. Fue restaurado en 1993.
Uno de los retablos más tempranos del gótico hispano. Representa a Marcellus (San Marcelo), centurión de la legio VII Gemina que fue detenido en León y decapitado en Tánger el año 298 por sus creencias cristianas, y su esposa Santa Nonia, que ascendió a los cielos con sólo suplicar a Dios que la apartase de este mundo.
Tablero de juegos
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Único en su género. Realizado a finales del siglo XV sobre madera taraceada e incrustaciones de hueso. Procede del Palacio de los Condes de Luna en León, e ingresó en el museo antes de 1898.
Este tablero ilustra el primer texto teórico sobre el ajedrez que conocemos en Europa Occidental: los Libros del ajedrez, dados y tablas, escritos en época de Alfonso X (1283). Por un lado un damero, por el otro un campo de dados o tabla de nard, los juegos del ingenio y del azar.
Tríptico de la crucifixión
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La pintura flamenca no es muy común en tierras leonesas, sin embargo el Museo de León tiene una obra excepcional: el tríptico de la Crucifixión, atribuido a un discípulo de Quentin Metsys. Óleo sobre tabla procedente de la Catedral de León y que fue comprado por el museo en 1888. Se restauró en 1995.
A la imagen central de la Crucifixión, acompañan en los laterales San Jerónimo y San Francisco. Se integran en un sólo mensaje los paladines de las dos vías -ascética y mística- de acceso a la Verdad, a Cristo, y los fundadores de dos de las órdenes religiosas con mayor predicamento en la época, franciscanos y jerónimos, representantes de la devotio moderna.
La quema de libros
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Relieve sobre tablero de nogal sin policromar creado por Juan de Juni hacia 1540. Procedente, posiblemente, de San Marcos de León, e ingresó en el Museo antes de 1898.
Esta obra maestra del arte renacentista presenta un tema sorprendente: la “Quema de libros” o “Juicio contra un monje hereje” e identificada como “La Quema de libros de san Gregorio Magno” en la Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine.
Allí se relata que san Gregorio fue acusado de dilapidar los bienes de la Iglesia, y en consecuencia, con objeto de deshonrarle, se determinó quemar los libros escritos por él. La escena tiene lugar en un interior arquitectónico de estilo dórico-toscano, perfectamente delimitado, donde se muestra un gran estudio de perspectiva geométrica y disposición lineal de las estructuras, que evidencian la influencia del Quattrocento italiano.
Cabeza de San Francisco de Asís
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Obra de Luis Salvador Carmona en madera tallada y policromada, de mediados del siglo XVIII. Procede del convento de San Francisco en León y lleva en el museo desde 1869.
La llegada de los Borbones a España conllevó un cambio generalizado de imagen y gusto artísticos del reino. Se implanta un estilo oficial academicista, refinado y cortesano, relegando la imaginería tradicional hispana de asunto religioso a un declive imparable. Sin embargo, durante la primera mitad de siglo algunos escultores locales intentan adaptar las nuevas maneras sin rechazar de plano las viejas. Uno de ellos fue Carmona (1708-1767), escultor prolífico y excepcional, quizá el mejor de su centuria. Su producción refleja este difícil compromiso entre los encargos oficiales, donde puso el buen hacer técnico de imaginero al servicio de los nuevos criterios de exquisitez y refinamiento formal para refrenar los ímpetus de la iconografía religiosa tardobarroca. Esta cabeza de san Francisco es una de las pocas imágenes de vestir realizadas por el imaginero, que la modela con suavidad y notorio naturalismo, completándola con postizos incrustados.
Armario- Altar portátil
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Construido hacia 1671 en madera dorada y policromada. Donado por el Ayuntamiento de León en 1894. Tuvo dos grandes restauraciones, en 2001 y 2003.
La pieza, es un ejemplar infrecuente del mobiliario litúrgico , que hubo de desempeñar funciones de altar urbano para los festejos o manifestaciones religiosas al aire libre. El armario incluía a su ingreso en el Museo la figura de un san Fernando con corona. El conjunto debió de ser uno de los numerosos encargados en toda la geografía nacional para rendir homenaje al recién nombrado santo en 1671.
Colón ante los Reyes Católicos
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Óleo sobre lienzo pintado por Antonio González Velázquez hacia 1765.
Ingresó antes de 1898 y es de procedencia desconocida. Fue restaurado en 1992 y 2005.
Antonio González fue pintor de cámara del Rey y director de pintura de la Academia de San Fernando. Su principal actividad fue la de fresquista, interviniendo en varias decoraciones de Palacio. A este ámbito nos lleva este lienzo: se trata del boceto para el fresco que cubre la bóveda del antiguo “Cuarto de la Reina” o “Sala de Besamanos”, hoy Comedor de gala del Palacio Real de Madrid.
En su composición, el Descubridor del Nuevo Mundo se arrodilla ante Isabel y Fernando, en trono bajo palio, y les ofrece una esfera terráquea, acompañado de marinos que cargan presentes de ultramar. En el otro lado, el complemento mitológico de la escena anterior: el Olimpo de los dioses paganos muestra sus virtudes, comparándolas con las de la monarquía católica.
Cinturón maragato
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Durante décadas, los maragatos despertaron la atención de los viajeros foráneos por su vistosa apariencia, sus singulares costumbres y forma de vida, vinculada a la arriería.
- El primero consiste en un bordado con letras mayúsculas en amarillo, azul, blanco y verde que forman la frase: “QUIEN BIEN QUIERE TARDE OLVIDA”. A diferencia del primero, este carece de presillas y las dos bolsas, que se cierran mediante un fruncido, están decoradas con unas sencillas hojas. Por último, tanto las costuras que forman el dobladillo del borde como las que sujetan la hebilla están realizadas con bramante, un cordel de cáñamo muy resistente.
- La decoración del segundo consta de un dibujo de flores, hojas y roleos vegetales y en cada una de las bolsas cerradas también con hilo hay una flor.
MUSEO DE LEÓN
Horarios y Precios
Martes a Sábado:
- de octubre a junio de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas.
- de julio a septiembre: de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas.
Domingos/Festivos: De 10h a 14h.
PRECIOS:
– Adultos: 1,20€.
– Entrada gratuita: para menores de 18 años, estudiantes, mayores de 65, jubilados y voluntarios. Sábados y domingos, 18 de mayo, 12 de octubre y 6 de diciembre.
Fuentes: Museo de León, Junta de C. y León, Ministerio de Cultura, archivo epigráfico de Hispania, UCM, diseños 3D de Manuel García Ávila.