El nombre de Ledesma, tanto la localidad salmantina como su extendido apellido en el ámbito hispanohablante, encierra tras de sí un pasado milenario y una etimología que nos transporta a las lenguas prerromanas y al esplendor de la antigua Roma. Lejos de ser una denominación arbitraria, el topónimo Ledesma es un eco lingüístico de las características físicas de la tierra que lo vio nacer, y de él tomó su nombre la estirpe de quienes lo habitaron.
Del la celta Bletisa a la romana Ledesma
Los estudios etimológicos coinciden en señalar que el origen del nombre Ledesma es muy antiguo, anterior incluso a la llegada de los romanos a la Península Ibérica. Se postula que deriva de una lengua celta local, una de las muchas habladas por los pueblos prerromanos que habitaban estas tierras , en este caso los vettones, y con toda probabilidad hacía referencia a Los Bletonesi, la tribu que habitaba la ciudad de Bletisa, Letisa, hoy conocida como Ledesma.
Esta raíz celta habría dado lugar a la forma *ɸletisamā, que el latín posteriormente adaptaría como Bletisama. El significado de este término primigenio es clave para comprender la esencia de Ledesma: se interpreta como una forma superlativa del adjetivo celta *ɸletos, que significaba “ancho” o “amplio”. Por tanto, la traducción más probable de Bletisăma sería “la más ancha”, “la más extensa” o “la más amplia”. Esta denominación aludiría, con toda probabilidad, a la vasta llanura o la amplitud del terreno donde se asentaba la antigua población.
Su evolución fonética
Desde su forma latina Bletisama, el nombre sufrió un proceso de evolución fonética a lo largo de los siglos hasta llegar a la forma actual de Ledesma. Se cree que la secuencia pudo ser la siguiente:
- Bletisa
- Bletisama
- Bletisma (por síncopa, una pérdida de sonidos en el interior de una palabra)
- Letisma (reducción de la ‘B’ inicial)
- Letesma (sonorización de la ‘t’)
- Ledesma
Esta transformación es común en la evolución de los topónimos a lo largo de la historia de las lenguas romances.
Un importante asentamiento
La antigua Ledesma, identificada con la Bletisama romana, fue una ciudad de cierta importancia en la Lusitania romana. La existencia de testimonios epigráficos, como una lápida altoimperial incrustada en una de sus iglesias, corrobora la antigüedad de la población y el uso de su nombre ya en aquella época. Aunque la ubicación exacta de la Bletisama original ha sido objeto de debate debido a la escasez de restos arqueológicos in situ, la mayoría de los investigadores sitúan la ciudad antigua en el mismo emplazamiento que ocupa la actual Ledesma.