El Ayuntamiento de León ha señalizado recientemente varias plazas de aparcamiento “para mujeres” en la explanada de los Pendones Leoneses, usando siluetas femeninas en color rosa. Aunque se presentan como “una medida de seguridad con perspectiva de género”, no existe restricción legal ni criterios claros sobre su utilidad.
Más allá del gesto, lo que hay es confusión urbanística, estética dudosa y una deriva estereotipada: mujeres = rosa = aparcar distinto. ¿Urbanismo inclusivo o decorado simbólico? ¿Una medida sexista que perjudica a los hombres?
El resultado, lejos de empoderar, parece insinuar que las mujeres necesitan espacios diferenciados para moverse con normalidad, lo que abre la puerta a lecturas incómodas y, desde luego, poco afortunadas.
En mi opinión, hay maneras más serias de mejorar “la seguridad” sin convertir el mobiliario urbano en una caricatura de buenas intenciones.