La idea nació al ver que una afortunada mejoría en la calidad de vida de los pueblos, llevó a que sus habitantes, que hasta entonces sobrevivían utilizando los animales y los frutos de las plantas que, con su trabajo, les daba la Naturaleza, a vivir de otras maneras; por ello, el terreno, las fincas que se trabajaban, el monte en el que se pastoreaba, fue abandonado. Esto, que es bueno para la naturaleza y para los que dejaron de necesitarlo, motiva que los nombres, que antes eran usados con profusión, dejaran de ser necesarios y, por tanto, no sean aprendidos por las nuevas generaciones, con lo que caerán en el olvido. Recogidos y explicados, formarán parte del patrimonio que nos han dejado nuestros antepasados.
Otro tanto sucede con las distintas formas de cultivo de los terrenos, cultura se decía antes, o de cuidado y aprovechamiento de los animales que, por no ser necesarios, se van abandonando y olvidando. La somera descripción de algunos de ellos nos permitirá entender mejor la manera de vivir de los que nos precedieron.
A tal fin contribuirá, sin duda, la recopilación de antiguos documentos: los Privilegios Reales de Colinas, el Testamento de un notable hijo de Igüeña, y las Respuestas Generales dadas en los distintos pueblos para la elaboración del Catastro de Ensenada, todos de alrededor de 1700, permitirá intuir como era la vida en los pueblos de entonces.