Desde siempre se ha creído que esta celebración tenía un origen prerromano, sin embargo algunos historiadores en la actualidad aseguran que es una evolución de las ‘Saturnales Romanas’, unas importantes fiestas en honor al Dios Saturno, deidad de la agricultura para los antiguos romanos, y que se venían celebrando al finalizar la siembra de invierno, coincidiendo con nuestra actual navidad.
El Zangarrón viste con ropa colorida, una máscara negra o colorada, y porta cencerros y esquilones a su espalda para espantar los espíritus.
En su mano lleva una vara en la que van atadas tres vejigas infladas a modo de globos, como símbolo de fertilidad.
Al Zangarrón le acompañan en pasacalles los quintos de ese año y el tamborilero. Los vecinos retan a nuestro protagonista, y este los persigue con la vara.
Se suele hacer ese mismo día misa y baile, así como un banquete entre Zangarrón, los quintos y los tamborileros, al cual llaman “la comida del mutis”, en la que nadie puede hablar o deberá pagar una multa.
Desde 2018, el ayuntamiento de Sanzoles (a 35 km de Montamarta) tiene un centro de interpretación del zangarrón con fotografías, trajes, antigüedades, esculturas…