El Condado de Portucale
Vimara Pérez fue un caudillo astur que logró conquistar a los musulmanes el territorio de Portucale hasta el actual Oporto en el año 868, siendo el primer conde de la futura Portugal. En el 1031 se incorporaría al reino de Galicia.
Posteriormente bajo el reinado de Alfonso VI “el Bravo” las fronteras se ampliarían hasta Coímbra (1095), partes de Trás-os-Montes y la diócesis de Tuy, estando bajo el feudo del monarca leonés.
Cuando la Infanta Teresa Alfónsez de León, hija de Alfonso VI, se casa con el conde Enrique de Borgoña, el rey les concede el Condado de Portucale.
A los pocos años, Alfonso VI de León muere por causas naturales, y su hermano Sancho II usurpa la corona leonesa, aunque la jugada termina mal para él y muere en el cerco de Zamora, por lo que la legítima heredera al trono, infanta Urraca (hija de Alfonso VI) pasaría a gobernar como Urraca I .
Y es durante este reinado, en el que los reinos que componían la corona leonesa buscaron mayor desvinculación del poder y la administración central, aunque Urraca I mediante juegos de poder logra mantener estables las fronteras leonesas durante su reinado hasta su fallecimiento en el 1126. Tomaría el poder de la corona su hijo Alfonso, que pasaría a gobernar como Alfonso VII.
Nos situamos en mitad de la plena edad media europea, el Imperio de León es uno de los más grandes de la cristiandad
Debido a alianzas, pactos, demostraciones de poder, movimiento de tropas, enfrentamientos, concertación de matrimonios…etc. el monarca leonés Alfonso VII el imperator totius Hispaniae (Emperador de toda España) se hace con el control directo e indirecto de gran parte del territorio de la península ibérica
Eran vasallos de su Imperium legionense los reyes de Aragón y Navarra, así como el Condado Portucalense (futura Portugal) el condado de Barcelona, condado de Castilla y varios monarcas musulmanes.
Entre los beneficios que los reinos vasallos obtenían por pertenecer a la corona leonesa estaban las de mayores protecciones, garantías, cuotas de poder y cierta autonomía.
Las primeras señales de independencia
Mientras tanto en tierras portucalenses la condesa Teresa y su marido Enrique, están haciendo buen uso del territorio que Alfonso VI les había otorgado. Enrique fallece finalmente en Astorga, y su esposa Teresa tendrá un reinado en solitario durante algunos años, los cuales usa para aumentar sus dominios hasta Lisboa. Su ejército también pasa a ser considerable. Tal empezaba a ser su fama, que en la Historia Compostellana se refieren a Teresa como “domina tocius Portugalie” que luego derivaría en “regina portugalensis”, y es en este momento de la historia cuando se empieza a hablar del Reino de Portugal, aunque la corona leonesa aún no lo reconocerá como tal.
“Perfectamente los príncipes de Portugal pudieron denominarse regiamente a sí mismos, sin duda como signo de su soberanía sobre el territorio, y ese calificativo no contrasta ni hace sombra en nada a la jurisdicción efectiva sobre ese territorio del monarca de León. El concepto de rey de reyes permitía la denominación de la familia real lusa”
Ángel G. Gordo Molina. Licenciado en Historia
Alfonso I de Portugal
A la muerte de Teresa, su hijo y heredero Alfonso Henríquez toma el mando del territorio portucalense.
No pasa mucho tiempo en querer hacer uso de su recién estrenado puesto, y ordena un ataque contra la localidad fronteriza de Tui aprovechando que los leoneses estaban ocupados con Navarra, siendo el comienzo de una serie de hostilidades contra la corona.
Después de un desgaste importante de sus tropas, Alfonso Henríquez sopesa la situación, y prevé que no podrá seguir en campaña contra las tropas imperiales, de modo que se inician las negociaciones de paz entre ambos bandos y se firma el compromiso de Tuy de julio de 1137, en el cual Alfonso Henríquez se compromete a garantizar la seguridad de las tierras de su señor, siempre dentro de la potestas legionense.
Alfonso ganará importantes victorias contra los musulmanes, logrando ampliar el territorio. Tras la exitosa batalla de Ouriquese en Alentejo (1139) se autoproclama rex Portugalensium (rey de Portugal) y contará con el apoyo de un hombre muy importante en la época y con vínculos con el Vaticano, João Peculiar el arzobispo de Braga.
La guerra
No contento con su situación de vasallaje y con que la corona leonesa no le reconozca como rey, que Alfonso Henriquez pasa el siguiente año buscando aliados, fortificando su ejército y agrandando el territorio para finalmente romper el acuerdo de Tuy atacando Galicia.
Torneo de Arcos de Valdevez
Reseñable anécdota histórica, es la contienda bélica acontecida cerca de Viana do Castelo y conocida como el torneo de Arcos de Valdevez o batalla de Valdevez, entre los años 1140 y 1141.
Para garantizar la pernoctación segura de su ejército, el emperador leonés ordenó acampar en un alto conocido como “peña de la reina”, pero su enemigo Alfonso Henríquez hizo lo propio situándose justo en frente, habiendo de separación entre ambos campamentos tan sólo un valle no demasiado grande. Ambos bandos se dan cuenta que, de esa batalla campal que se avecinaba, no podría salir nada positivo. Así que los dos “Alfonsos” se reunen para acordar el celebrar un bufurdium (torneo o justa), conforme a las normas de la caballería medieval, enfrentándose los mejores caballeros de ambos bandos. Los portugueses ganaron aquel torneo, y reconocida su victoria se negoció el intercambio de prisioneros entre ambas partes.
La consolidación de un Reino
Tratado de Zamora
Después del torneo de Valdevez, el arzobispo de Braga, primado de las Españas y partidario de la independencia portuguesa João Peculiar, decide intervenir entre los Alfonsos y propiciar una conciliación entre ambos, recordemos que el hecho de que se enfrentasen dos bandos cristianos no era bien visto por el clero. El método usado para convencerles fue una reunión de un par de días, con la intención de que se pactasen todos los puntos del tratado que pusiese fin a la guerra.
Aceptada la convocatoria por ambos bandos, se reunieron los días 4 y 5 de octubre de 1143 en la ciudad de Zamora, siendo testigo el cardenal Guido de Vico.
Alfonso Henríquez se compromete frente al cardenal en ser fiel vasallo de la Santa Sede, pagando por él y por sus descendientes un censo anual de cuatro onzas de oro.
En aquella reunión, el emperador leonés también le reconoce como rey de Portugal, así como también reconoce su independencia.
Al poco tiempo, Alfonso Henriquez, escribe una carta al Papa en la que se declara “dependiente de hombre y caballero del papa y de San Pedro“, también ofrece al Vaticano su censo anual a condición de que la Santa Sede lo protegiese de cualquier otro poder eclesiástico o civil»
Aunque Alfonso I de Portugal ya era reconocido como tal por la corona leonesa y reinos peninsulares, la bula papal con el beneplácito del Vaticano no acababa de hacerse, así que en el año 1179 previa “donación” de mil monedas de oro, el papa Alejandro III otorga a Portugal la bula Manifestis Probatum, en la que la Santa Sede también reconocía la independencia de Portugal.
Fuentes documentales consultadas: Licenciado en historia Ángel G. gordo (Universidad católica de Argentina), Historia compostelana, Fernando Cortés (cronista de Badajoz), wikipedia, Ricardo Chao (geografía infinita), Jorge Álvarez (la brújula verde)