Un Símbolo que Evoluciona con el Viejo Reino
Cuando alzamos la mirada y contemplamos la bandera de León, Región leonesa, país leonés o como quieran llamarlo, esa que hoy ondea con más fuerza que nunca, estamos conectando con un pasado glorioso lleno de historia. Un pasado donde innumerables caballeros lucharon con bravura, forjando un Viejo Reino cuya ambición trascendió fronteras, llegando incluso a ser un respetable Imperio.
Es cierto que nuestra enseña actual, con su vibrante color y la imponente figura central, poco tiene que ver con los estandartes medievales que guiaron aquellas batallas. Las banderas de antaño eran diferentes, reflejo de una heráldica de su tiempo. De hecho, el diseño de nuestra bandera actual, con el león enmarcado en un escudo central, parece tener un origen más reciente, documentado por primera vez en el siglo XVIII como pendón de la ciudad, un paño carmesí adornado con leones dorados.
La primera descripción de un pendón semejante fue encontrada por Waldo Merino en el acta de 18 de febrero de 1789 del Libro de Acuerdos Municipales. En ella, se dice que el pendón de la ciudad era de color carmesí, con seis tarjetas o pequeños escudos con sendos leones de oro, plata y seda.
El Diseño “original”
El pendón “original”, que se renovaba con cada monarca, fue el modelo que, con el tiempo, acabó por representar no solo a la ciudad, sino a toda la provincia y a nuestra Región.
La primera representación de la bandera de León se la debemos al rey Alfonso VII, y consiste en un león pasante de color oro sobre fondo blanco.

La bandera del Reino de León lleva como emblema en su centro un león rampante desde 1126, constituyendo el primer símbolo heráldico de Europa.
Consiste en un fondo blanco o plateado para algunos, y un león rampante púrpura, que fue de diferentes formas según el reinado.

Hoy
Hoy, la combinación de nuestro característico color, púrpura o carmesí, con el león rampante (esa majestuosa fiera erguida que vemos), es el corazón de nuestra identidad visual.

Puede que el león inicial fuera “pasante”, pero el espíritu y la fuerza de este animal han sido, y siguen siendo, el alma inmutable de nuestro escudo y nuestra bandera.

Es un recordatorio de que los símbolos evolucionan, pero el espíritu que representan, la garra leonesa y el legado de aquel legendario Reino, permanecen inalterables en el corazón de su gente. Nuestra bandera es, y será, el lienzo que cuenta la historia de un pueblo orgulloso de su pasado y su identidad única.