De origen vetón, se sigue practicando en Zamora y Salamanca.

Los vettones nos legaron este juego que en sí es bastante simple, no destaca por su sofisticación, pero… si nos ha llegado al siglo XXI es precisamente por su sencillez para practicarlo, diversión y arraigo popular.
Era practicado por pastores de este pueblo celta en sus largas jornadas de trabajo, se entretenían apostando quién de ellos tenía mejor puntería tirando guijarros de río a un cuerno de vaca.
Piezas del juego
Lo que comenzó como algo ocioso fue evolucionando con el paso de los siglos.
- El cuerno es ahora una pieza de encina o roble a la que llaman “calva“, la cual imita muy bien su primigenia forma de asta, con ángulo obtuso de unos 110 a 120 grados. Su base (donde se apoya) recibe el nombre de zapata y mide 23 cm, la parte superior es la alzada y tiene una longitud de 25 cm.
- Las piedras también fueron sustituidas y ahora se lanza “el marro” (o borrillo), una suerte de cilindro metálico normalmente de acero o hierro, aunque seguramente de un peso similar a los guijarros vettones.
El marro no supera los 30 cm de longitud y pesa entre 2 y 3 kg. Es común que se adornen con grabados, el nombre del jugador, estrías.. etc.
Cancha
Una vez tengamos la calva y el marro ya sólo nos falta un lugar para practicar este antiguo juego.
Las dimensiones de la cancha son de 25m de largo por 5m de ancho, pudiendo alterarse en una competición.
La distancia de tiro (en competición) son normalmente 14,5 metros.

Dónde verlo
Salamanca y Zamora unidas a la castellana Ávila son las provincias con pasado vetón donde este juego se se sigue practicando.

Si quiere ver una partida de la calva en directo le recomendamos estos lugares:
- Villavieja de Yeltes, a finales de agosto durante sus fiestas en honor a Nuestra Señora la Virgen de los Caballeros, se organiza un campeonato que tiene como premio un jamón.
- Navamorales organiza un campeonato el segundo sábado de agosto.
Ayoó de Vidriales organiza campeonatos varios fines de semana.
- El Cubo de Don Sancho es otra población en la que la calva tiene mucho arraigo.