Durante sus más de dos décadas de andadura, la revista Argutorio ha venido publicando regularmente artículos dedicados a refexionar, desde enfoques diversos, en torno al problema de la identidad leonesa, resumido en una pregunta fundamental, recurrente y nunca del todo resuelta, que daba título al primero de dichos textos: ¿Por qué a León le llaman Castilla?
Un problema cuyos orígenes, contra lo que suele pensarse, se remontan varios siglos atrás, como trataremos de analizar en este artículo nuestro, en línea con lo que hemos expuesto en trabajos anteriores