Lo cierto es que el término “charro” se ha extendido con los siglos hasta definir al salmantino de toda la provincia, sin importar su comarca.
Hay que buscar la procedencia del término “charro” en las lenguas prerromanas de la península ibérica, y continuó usándose primero en latín y posteriormente en las primeras lenguas romances como por ejemplo el leonés.
En sus inicios, el vocablo “charro” significó persona bruta, tosca, y se vio perfecto para definir al hombre de campo salmantino, especialmente en la tierra de Ciudad Rodrigo, de donde se cree que proviene esta definición.
Otra teoría dice que “charro” deriva de la palabra vasca “txar” que significa vulgar, común, defectuoso. Algunos etimólogos respaldan esta hipótesis y aseguran que debió surgir de algunos estudiantes vascos que estaban en la Universidad de Salamanca, y comenzaron a denominar así a los lugareños hasta popularizar el término.
Ambas teorías coinciden en que tuvo mucho que ver el traje típico salmantino usado por la gente de campo, en su mayoría jinetes, muy alejado de los estándar de la clase media-alta del XVIII. Hoy en día es el traje tradicional de la provincia, y se le conoce como traje charro.
Los experimentados jinetes salmantinos que hace siglos emigraron a Méjico, exportaron el oficio que hoy en día se conoce como charrería mexicana, todo un arte “made in Salamanca” que sigue muy presente en el ADN del país americano.
“Una vez que aceptas tu valor, talento y fortaleza, se neutraliza todo lo que los demás piensan malo sobre ti.”
– Rob Liano –
Fuente: Trabajo de investigación de Ramón García y Rubén Silva