«El que nace para carpintero del cielo le caen los clavos»
«Carpintero, carpintero, hágame usté una camita
que estoy durmiendo en el suelo, soy una pobre viudita,
carpinterito del alma mía»
¡Ay! luna, luna,
Baja a la audencia
¡Ay! que no puedo pasar a verla.
¡Ay! que no puedo vivir sin ella.
(Tonada alistana)
El ejemplo de Aliste
No había pueblo en Aliste que no tuviera al menos un carpintero con su pequeño taller cubierto de maderas de negrillo, chopo, aliso, castaño, roble, etc.
«Ni sin yunque el herrero, ni sin banco el carpintero»
Polvo y virutas donde trabajaba de forma artesanal con su imprescindible banco y su «tornillo» junto a una pata que servía para sujetar y labrar los cortes de madera, su «espera» o tope de hierro que sujetaba los listones para cepillarlos. Por la parte de abajo, un cajón a rebosar de puntas, clavos, bisagras y un montón de pequeños elementos. Sobre las paredes un sinfín de elementales herramientas como el escoplo, la «zuela» o azuela, el cepillo, la garlopa, la barrena, el berbiquí, la escofina, «el serrón» serrote o serrucho, el «atrozador», el martillo de oreja, el mazo de madera.
Se dedicaban a fabricar útiles caseros como sillas, taburetes, bancos, mesas, escaños, etc, casi siempre usando el chopo como material, a veces roble y castaño.
También aperos de labranza de madera de negrillo como yugos para vacas y burros, tornaderas, biendas y biendos o bieldos, mangos para herramientas, etc. De madera de aliso los «cavijales» o timón del arado, «el cambicio» del trillo, «la cambicia» o emparvador para juntar la parva, «rastras y arrodadores» para allanar los terrenos arados.
De estos pequeños encargos cotidianos pasaban a otros más grandes y duraderos como hacer las puertas de las portaladas con madera de negrillo o sin lugar a dudas su obra maestra… el carro, del que hablaremos próximamente.
«Canteros y carpinteros, mucho que hacer y pocos dineros»