Cuatro décadas han transcurrido desde que la antigua región leonesa quedó forzosamente olvidada. Un territorio con más de mil años de historia, que abarcaba las actuales provincias de León, Zamora y Salamanca, y que fue reducido a la nada por decisiones administrativas que ignoraron los lazos históricos, culturales y sociales que unían a estas tierras desde la fundación del Reino de León en el siglo X.
La región leonesa no es una simple invención moderna ni una nostalgia del pasado. Es un espacio geográfico y cultural definido por siglos de historia compartida, con una lengua propia, tradiciones comunes y un patrimonio cultural que va desde las vidrieras de la catedral de León hasta los monumentos románicos de Zamora y la Universidad de Salamanca.
Mientras otras regiones históricas han mantenido su cohesión territorial y su identidad administrativa, la región de León ha visto cómo sus provincias eran incorporadas a una comunidad autónoma artificial que no responde a la realidad histórica ni a los sentimientos de pertenencia de sus habitantes.
Es hora de recuperar la conciencia regional leonesa y reivindicar el reconocimiento de nuestra identidad diferenciada. No se trata sólo de historia, sino de futuro: la unidad de la región leonesa podría ser la clave para enfrentar problemas comunes como la despoblación, el envejecimiento y la falta de oportunidades económicas.
La región leonesa existe, aunque algunos pretendan ignorarla. Y seguirá existiendo mientras sus habitantes mantengan viva la llama de su identidad y su cultura.