Hasta hace algún tiempo, la publicidad institucional de la Junta utilizaba una expresión: “Ésta comunidad es un modelo de éxito“. Luego se cansaron de repetirlo, porque la realidad, que es muy terca, se empeñaba en colocar a este “modelo de éxito” en los puestos más bajos de todos los rankings.
Ahora, cerca de la publicación de los presupuestos anuales, nos quieren vender otra moto: “Mirad todo lo que invertimos en la Región Leonesa“.
Y ahí están, intentando convencernos con porcentajes de lo mucho que invierten en León, Zamora y Salamanca. El problema es que esos porcentajes se desglosan de la partida menos importante que tiene la Junta para invertir.
El gasto mayor de la comunidad autónoma se centra en las partidas centralizadas en Valladolid. Allí están las sedes de todo organismo autonómico, real o imaginario. No sé si da más pena o más risa que la federación castellano y leonesa de deportes de montaña esté en Valladolid, provincia conocida por la abundancia de montes y de picos enriscados. Lo mismo pasa con la federación de Lucha Leonesa, cuyos practicantes en Valladolid se deben contar entre uno y ninguno. Al contrario, tenemos que dar gracias de que haya una federación de Lucha Leonesa porque, al principio, esta comunidad tan incluyente la había diluido dentro de una federación de deportes autóctonos. Gracias a una iniciativa de Luis Mariano Santos, procurador de UPL, la sensatez se impuso.
Pero nada de esto debe sorprendernos porque la Consejería de cultura, que bien podría estar en Salamanca, nunca saldrá de Valladolid. Como tampoco lo harán el Centro de Recuperación de Animales Salvajes, ni el Vivero Forestal Regional (sic, en mi opinión sería más correcto autonómico). Sabido es que hay mucha fauna salvaje a orillas del Pisuerga. Incluso ha llegado a haber cocodrilos, en forma de bulos.
Lo más sarcástico es que existe una Ley de Sedes dónde se pontifica que hay que descentralizar las agencias de la comunidad para fomentar la vertebración de la misma. Ley que, como es habitual, “se acata, pero no se cumple“. Y así seguimos: reivindicando constantemente necesidades obvias que están refrendadas legalmente, pero que no existe la menor voluntad política de llevar a cabo.
Y ahí tenemos este “modelo de éxito” que, ni come, ni deja comer. Ni reparte el desarrollo, ni deja que los territorios se desarrollen
Y luego en Valladolid se preguntan por qué existe el movimiento leonesista…